La supuesta hija secreta de Juan Carlos I, cuando supo quién era realmente su padre, decidió llevarlo con naturalidad y nunca ha reclamado ningún derecho sucesorio ni ha interpuesto ninguna demanda de paternidad. Probablemente no le habría hecho falta porque por lo que cuenta el libro 'King Corp.’ era un secreto a voces y el emérito nunca tuvo problemas en reconocer que era su hija. No ha ocurrido así con otros presuntos hijos ilegítimos del monarca español.

Hay dos casos muy conocidos de personas que han proclamado ser vástagos de Juan Carlos I. El más mediático fue el de Albert Solà, muerto en extrañas circunstancias el pasado mes de octubre a los 66 años precisamente cuando iba a participar en el programa de Telecinco '¿Quién es mi padre?', que indagaba sobre personas que no habían sido reconocidos por sus famosos padres.

Solà, nacido en Barcelona en 1956 de una madre soltera, fue dado en adopción y criado por unos campesinos. Durante su vida fue atando cabos poco fiables que le llevaron a concluir que era hijo de Juan Carlos I. Sin embargo, nunca aportó ninguna prueba que fuera concluyente.

En 2015, el Tribunal Supremo finalmente no admitió su demanda de paternidad contra el monarca por no aportar una prueba de ADN. El alto tribunal determinó además que las alegaciones aportadas por Solà carecían de soporte documental fiable.

“Este hombre es tu padre”

En cambio, el Supremo sí admitió un año antes otra demanda de paternidad contra el emérito, la interpuesta por parte de la ciudadana belga Ingrid Sartiau.

Sartiau nació en Gante (Bélgica) en 1966 y se enteró de quién era su real progenitor cuando estaba viendo la televisión con su madre, y aparecieron unas imágenes del monarca. “Este hombre es tu padre”, cuenta que le comentó su madre.

Liliane Sartiau conoció a Juan Carlos I en 1956 en Francia, y posteriormente se reencontraría con él en 1966, en una feria en Luxemburgo. Nueve meses después nació Liliane.

La belga, que hizo piña con Albert Solà tras conocer por Internet que también buscaba ser reconocido como hijo del emérito, llevó sus demandas hasta el Supremo. En 2014 fue aceptada pero su ilusión no duraría mucho ya que al año siguiente los jueces daban carpetazo al asunto. Ella sigue defendiendo a través de las redes sociales que su padre es Juan Carlos I.