Entre los múltiples atractivos que podemos encontrar a la hora de acodarnos en la barra de un bar o de ocupar una mesa en una terraza está la de disfrutar de una ración de rabas o de calamares. Pero a veces ocurre que no podemos ir o que no los sirven este plato todos los días, solo los fines de semana.

Pero ello no tiene que hacer que renunciemos a ellos. Los podemos preparar en casa y disfrutarlos como un picoteo antes de una comida familiar o con amigos en casa. O, simplemente en soledad y porque sí. Y si le añadimos una salsa para mojar un poco más especial, el éxito es redondo.

Una bandeja de calamares de tamaño medio listos para ser cocinados Pixabay

Por cierto, de todos es sabido que las frituras no son lo más adecuado para mantener los éxitos de la operación bikini iniciada en enero y que el exceso de grasa suele ser objeto de criticas por parte de nuestro médico de cabecera, pero también hay que reconocer que el calamar es una buena fuente de proteínas y que la grasa está en el aceite de freír, no en el calamar, por lo que conviene dejarlos escurrir muy bien en papel absorbente cuando se saquen de la sartén. Estos cefalópodos también aportan vitaminas A y B, así como minerales como magnesio, cinc, fósforo y hierro.

Calamares fritos

Es una de las recetas más fáciles que hay a la hora de encender el fuego de la cocina. Pero por eso mismo hay que ser muy cuidadoso para no pecar de confiados.

Una vez conseguido el calamar, a poder ser grande y que en la pescadería lo hayan limpiado, el resto de los ingredientes son fáciles de encontrar en casa: harina de rebozar, aceite de oliva o de girasol (este último es más suave y protege más el sabor del calamar), sal y el ingrediente sorpresa un vaso de leche.

Una vez repasado el calamar con el agua del grifo para quitarle las últimas impurezas, escurrirlo y secarlo bien para cortarlo en tiras o en aros. Procurar que la anchura del corte no sea de más de un centímetro. Los trozos de patas se pueden dejar de la longitud de media aro. Hay quien dice que dejarle la piel al calamar hace que esté más crujiente tras la fritura. Si se opta por probar esta posibilidad, hay que avisar al pescadero para que no se la quite.

Una vez fritos, a los calamares se les suele añadir un poco de zumo de limón para darles un punto de acidez. Pixabay

Una vez troceado, llega el momento de bañar las tiras o los aros en la leche durante 20-30 minutos. De esta manera quedarán más jugosos tras la fritura y a la vez crujientes. Pasado este tiempo, se sacan y se vuelven a escurrir para quitar el exceso de leche.

Mientras se calienta abundante aceite en la sartén hay que ir enharinando el calamar. Hay sacudir bien cada trozo para quitarle los que sobre y dejarlo con lo justo. Un buen truco para esto es pasar los trozos por un colador de metal y agitarlo para que suelte el sobrante.

Una vez caliente el aceite, ir echando los trozos a poquitos ya que así se logra que se hagan más homogéneamente y que la temperatura del aceite no baje demasiado. Con dejarlos un minuto suele bastar para que queden crujientes pero no duros. Ya solo queda escurrirlos bien cuando se saquen de la sartén y que reposen un poco en papel absorbente para quitarles grasa. Servir calientes.

Salsas para acompañar

Lo habitual para acompañar esta delicia suele ser rociarlos con un chorrito de limón o un poco de mayonesa o alioli para untarlos. Pero aquí vamos a ofrecer otras alternativas igual de ricas y más sorprendentes.

Más allá de la mayonesa o el alioli, se pueden enriquecer con otras salsas diferentes y sabrosas. Pixabay

Salsa tártara

Ingredientes

  • Una cucharada de mostaza
  • Ocho cucharadas de mayonesa
  • Una cebolleta mediana
  • Dos cucharadas de alcaparras
  • Dos cucharadas de pepinillo picado

Elaboración

Empezar por picar los más fino posible todos los ingredientes: las alcaparras, los pepinillos y la cebolleta. Si se usa un robot, que queden trocitos masticables. En un bol aparte, mezclar la mayonesa (casera o de bote) y la mostaza. Se mezcla un poco y se añade el picado de alcaparras cebolleta y pepinillos. Probar y añadir sal si hace falta. Se puede enriquecer con un poco de perejil de cebollino picado, con un chorrito de limón, un huevo cocido picado… Al gusto de cada cual.

Mayonesa de ajo negro

Ingredientes

  • Tres dientes de ajo negro
  • Un diente de ajo blanco
  • Un huevo
  • 200 ml de aceite de girasol
  • 100 ml de aceite de oliva virgen
  • El zumo de medio limón o vinagre
  • Sal

Elaboración

Pelar los dientes de ajo, los negros y el blanco. A este último quitarle el germen contándolo por la mitad. Echarlos al vaso de una batidora y añadir el huevo y la sal. Verter también el aceite de girasol. Apoyar la batidora en el fondo del vaso sacudiendo lo un poco con suavidad para que no queden burbujas de aire entre las aspas y batir a velocidad baja hasta que comience a emulsionar. Entonces vamos añadiendo con suavidad el aceite de oliva, seguido del zumo de limón o del vinagre hasta que quede todo bien mezclado, bien emulsionado. A medida que vaya emulsionando se puede subir y bajar la batidora con suavidad.

Salsa rosa

Ingredientes

  • 200 g de mayonesa
  • Dos cucharadas de ketchup
  • El zumo de media naranja o de medio limón
  • Una cucharada de brandy

Elaboración

En un bol se ponen todos los ingredientes: la mayonesa (que puede ser casera o de bote), el ketchup, el zumo elegido y el brandy. Se mezcla a mano con una varilla o con un cuchara. Se le puede dar un toque extra con salsa inglesa, también conocida como perrins o worcestershire.