Ala escaladora Elnaz Rekabi, que participó en una competición sin velo, la despojaron de su casa familiar tras ser derruida; Ali Mozaffari, jugador profesional de voleibol, y Mohammad Ghaemifar, portero de fútbol, fueron asesinados a tiros; el culturista Ehsan Ghasemifar fue arrestado mientras emitía un directo en Instagram y posteriormente apareció muerto; el nadador Parham Parvari y el futbolista Amir Nasr-Azadani fueron arrestados y condenados a muerte acusados de practicar delitos contra Dios y se encuentran en paradero desconocido. Todos ellos, y otros muchos deportistas que se hallan en el exilio o han sido liberados bajo fianza, tienen un denominador común: han alzado la voz contra el Gobierno iraní como parte de las protestas contra la represión del régimen tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, detenida por la denominada Agencia de Seguridad Moral por no llevar bien puesto el velo y asesinada después. Además de los duelos por las muertes, en muchos casos los familiares también han sido presionados con amenazas vertidas para lograr confirmaciones de muertes naturales.

Sucedió, por ejemplo, que los entornos de los jugadores de la selección iraní que disputaron el Mundial de Catar fueron objeto de intimidaciones después de que los futbolistas decidieron no entonar el himno del país en el partido contra Estados Unidos.

El último caso y probablemente el más sonado en cuanto a que se trata de uno de los deportistas más relevantes de la historia de Irán es el de Ali Daei, la mayor leyenda que ha dado el fútbol del país. Daei, ahora de 53 años, fue el máximo goleador histórico de todas las selecciones nacionales con 109 goles hasta que en 2021 fue superado por Cristiano Ronaldo. Es además miembro del Comité de la FIFA, organismo que le invitó, en conjunto con la Federación de Fútbol de Catar, a asistir al Mundial acompañado por sus hijas y su esposa, oferta que rechazó el que fuera también seleccionador del combinado nacional. El argumento de Daei fue que pretendía acompañar a sus compatriotas “en días en que la mayoría de nosotros no estamos bien”. Y mandó el pésame “a las familias que han perdido a sus seres queridos” como consecuencia de la brutalidad policial.

Daei, asimismo, cuestionó en las redes sociales la versión oficial de la muerte de Amini, quien según la versión gubernamental falleció víctima de las consecuencias de “una intervención quirúrgica practicada para extraerle un tumor cerebral a la edad de ocho años”. Mientras, el padre, Amjad Amini, aseguró que “estaba completamente sana” y reclamó una autopsia imparcial que nunca se llevó a cabo. El progenitor exigió ver el cadáver y no le fue permitido. Testigos aseguraron que Mahsa sufrió fuertes golpes en la cabeza y en órganos vitales. Diversas fuentes estiman que la joven es una de las más de 300 muertes causadas por la represión –o las más de 500 que cifran otros– del Gobierno de Teherán, que ha ejercido más de 15.000 detenciones.

Daei es otra víctima por ejercer la inexistente libertad de expresión. Días atrás la Justicia precintó un restaurante y una joyería de su propiedad. Ahora, mientras su familia emprendía un vuelo, las autoridades iraníes desviaron el avión para hacer una parada en la isla iraní de Kish, donde fue obligada a bajarse. Tal y como publican medios locales, sobre Mona Farokhazari, mujer de Daei, pesa una prohibición de viajar al extranjero por “participar en disturbios” y “hacer un llamamiento a la huelga”. Se sospecha que su intención era volar a Estados Unidos para esquivar la represión.

Daei confirmó en Radio Farda, una emisora local financiada por el Gobierno estadounidense, que las autoridades “no dieron respuestas” sobre la causa de la decisión. “¿Cuál es el motivo? ¿Querían arrestar a terroristas?”, expresó el excapitán iraní, que desmintió la intención de viajar a Estados Unidos. “¿Cuál es el objetivo? Era un viaje corto y querían volver la semana que viene”, declaró para la agencia alemana de noticias DPA. Daei y todos estos casos de deportistas perseguidos son el reflejo de la situación que sufren miles de iraníes que se muestran contrarios al proceder de un régimen que no cesa en su empeño de silenciar al pueblo.