Hablar de economía verde es hacerlo del nuevo motor de crecimiento sostenible e inclusivo en Europa y del empeño de ésta en convertirse en el primer continente neutro climáticamente en 2050. También es hablar de economía circular, uno de los principales elementos para lograr ese crecimiento sostenible, pues dirige todas sus acciones hacia la generación de cero residuos desde un modelo de producción y consumo sostenibles. De hecho, es éste último concepto, el de economía circular, el que centra buena parte de las acciones puestas en marcha por la CAV y Navarra en su camino hacia la transición ecológica del modelo económico. 

En este sentido, ambos territorios cuentan con algunas ventajas a su favor para liderar el cambio: el apoyo decidido de sus instituciones públicas a este modelo de desarrollo, una fuerte apuesta por iniciativas con un alto índice de innovación y digitalización y un buen posicionamiento de las empresas de referencia y de aquellas otras emergentes en los mercados verdes. Siemens-Gamesa Renewable Energy, con su sede central en Zamudio; o BeePlanet, en Orkoien, ésta última dedicada a la gestión integral de baterías de vehículos eléctricos, son dos buenos ejemplos de esa apuesta privada por la economía verde. 

Plan estratégico de Euskadi alineado con la Comisión Europea. Gobierno Vasco

El 1,12 % del PIB en la CAV

Actualmente, las actividades ligadas a la economía circular suponen el 1,12 % del PIB vasco, además de unos ingresos brutos anuales de 764 millones de euros. En 2019, último año del que se disponen datos, más de 150 empresas habían abrazado criterios ambientales en dicha línea, según el documento Indicadores de Economía Circular Euskadi 2021, publicado por Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental.

Entre esos criterios destacan prácticas o modelos circulares como el ecodiseño, la remanufactura o el análisis de ciclo de vida. Estos son adoptados por compañías de diversos sectores como la automoción, los equipos eléctricos y electrónicos, el químico, el mobiliario, la edificación o los servicios ambientales. 

Las actividades ligadas a la economía circular suponen el 1,12% del PIB vasco y unos ingresos brutos anuales de 764 millones de euros

La apuesta de Euskadi por una economía circular es, además, cada vez mayor. El pasado mes de octubre, sin ir más lejos, el Basque Circular Hub, iniciativa público-privada destinada a ofrecer servicios avanzados de economía circular, abría su segunda sede en Vitoria-Gasteiz. No en vano, el 31% del PIB de esta ciudad está asociado a sectores con un alto potencial para la economía circular. 

La apertura de este centro responde, además, a la ejecución del listado de actuaciones previstas por el Plan de Economía Circular y Bioeconomía 2021-2024, dotado con 45 millones de euros, 13 de ellos provenientes del programa europeo de recuperación Next GenerationEU, para impulsar la transición de Euskadi hacia una economía más eficiente, que reduzca los residuos y que produzca de forma limpia.

Navarra: Energía y agricultura ecos

Las renovables suponen el 8,5 % del PIB de Navarra. Un dato muy significativo si tenemos en cuenta que este sector lidera los esfuerzos de la región por contribuir al desarrollo de la economía verde. De hecho, existen más de cien empresas en la Comunidad Foral relacionadas con las energías renovables. En su conjunto, generan un volumen de negocio de 3.250 millones de euros y entre todas ellas emplean a casi 11.000 personas directa e indirectamente. 

Las energías renovables suponen un 8,5% del PIB de Navarra y la superficie de cultivo ecológico se ha elevado en un 184% de 2008 a 2018

Según el estudio ‘La economía de la Comunidad Foral de Navarra: diagnóstico estratégico’, elaborado por CaixaBank Research en 2020, Navarra es autosuficiente en términos de generación eléctrica. En cuanto a las renovables, aportan casi el 70 % del total de dicha energía, 31 puntos por encima de la media española. Además, Navarra es la segunda comunidad, después de Castilla y León, con mayor peso de las energías renovables, especialmente la eólica. 

Pero además, la región centra buena parte de sus esfuerzos en liderar la carrera hacia la economía verde en otro sector de vital importancia para el territorio: la agricultura ecológica. De hecho, la superficie de cultivo ecológico inscrita se ha elevado en un 184 % de 2008 a 2018. También la industria ecológica ha despuntado, con incrementos que superan el 100 % durante esos años.

El empleo verde en Euskadi y Navarra

Un informe, Mercados y empleos verdes 2020, lanzado hace ya diez años por Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental en Euskadi, cifraba en 12.000 los empleos que se generarían a lo largo de la pasada década relacionados con la economía verde en la región. 

¿Qué es la economía verde? 

La economía verde es aquella que apuesta por un modelo de desarrollo sostenible y justo socialmente. Aquella que sitúa los criterios medioambientales y la eficiencia en el epicentro del crecimiento. Aquella que busca el beneficio medioambiental y el ciudadano. Una economía baja en carbono, pero también inclusiva.


En este se hablaba tanto de la reconversión de los sectores relacionados con el medioambiente, como son las energía renovables, llamadas a reclutar el mayor número de puestos de trabajo, a esos otros de carácter emergente, como el ecodiseño de productos industriales. La economía verde suponía pues un motor de empleabilidad para la región. 

Casi una década más tarde, en 2019, tan solo la economía circular, pilar sobre el que se asienta la economía verde al transformar un sistema de producción lineal en uno circular, empleaba en Euskadi a más de 17.000 personas, según datos proporcionados por Indicadores de economía circular de Euskadi 2021, elaborado por Ihobe. En este documento se alude a la imposibilidad, entonces, de ajustar el cómputo de profesionales implicados a la totalidad real de personas empleadas. En otras palabras, éstas podrían ser más. Aun así, dicha cifra suponía, hace cuatro años, un 1,83 % del total de empleos de la economía vasca, por encima de la media de la UE (1,72 %). Hoy, el número de profesionales a priori vinculados es mayor. 

Amaia Barredo, viceconsejera de Sostenibilidad Ambiental del Gobierno Vasco, señalaba el pasado mes de octubre en Vitoria-Gasteiz, con motivo de la apertura del nuevo Basque Circular Hub, que más de 18.000 puestos de trabajo en Euskadi están ahora mismo relacionados con alguna actividad de economía circular. Esta cifra supone algo más del 2 % de los empleos de la región, siendo la previsión de crecimiento (y objetivo prioritario de la actual estrategia) de 3.000 más de aquí a 2030.  

Vitoria-Gasteiz acaba de inaugurar el Basque Circular Hub y el 31% del PIB de esta ciudad. Está asociado a sectores con un alto potencial para la economía circular

Hace una década, a nivel estatal, el empleo en el sector ambiental se limitaba, prácticamente, al campo de las renovables y al dedicado a la gestión y el tratamiento de residuos. En Euskadi, la realidad no era diferente. A estos nichos de empleabilidad había que sumar el de la depuración de aguas residuales. Hoy en día, actividades relacionadas con la electrificación del parque móvil, por ejemplo, juegan también un papel decisivo al respecto.  

La Agenda para el Desarrollo de la Economía Circular en Navarra 2030 (ECNA 2030) de 2019 señala que, a pesar de la dificultad de cálculo, pues la información estadística actual no permite identificar el empleo vinculado a la economía circular, podríamos estar hablando de una ocupación por debajo del 2 % de la total. 

Si ampliamos la mirada y tomamos en consideración otras actividades vinculadas a la sostenibilidad, no solo las adscritas a la economía circular, las cifras aumentan. En Navarra, el empleo verde directo supone alrededor del 3 % de la población activa, con unas 9.000 personas vinculadas, según el informe Empleo en Sostenibilidad en Medioambiente confeccionado por Infoempleo y UNIR en 2021. La mayor parte de esos profesionales trabajarían en los sectores energético, forestal y en la agricultura ecológica.  

Hacia la formación de talento verde 

Existe una creciente demanda de competencias verdes, es decir, de profesionales capacitados para alcanzar los actuales objetivos climáticos en el tejido económico, sobre todo en sectores como las energías renovables o la economía circular. Saber calcular la huella de carbono de un producto o ecodiseñarlo para mejorar su índice de reparabilidad son algunas de las nuevas competencias que se piden a esos trabajadores verdes. La oferta de formación académica al respecto en Euskadi y Navarra se ha multiplicado en los últimos años.


Dicho documento señala también que el total de empleos verdes en Euskadi ascendería a más de 24.000. Éste tiene en cuenta nichos de mercado como la agricultura y la ganadería ecológica, los servicios ambientales a empresas, la educación ambiental o la gestión de espacios naturales, líderes tradicionales de empleo verde a nivel estatal, además de los sectores energético o de gestión de residuos, entre otros.

De la economía circular al pacto verde europeo

Una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva. Ése es el gran objetivo que persigue el Pacto Verde Europeo, alcanzado a finales de 2019 por los Estados miembros y ligado a la declaración de emergencia climática. Objetivos que han hecho suyos las administraciones vasca y navarra, especialmente durante los últimos cuatro años.  


Este paquete de iniciativas para el desarrollo sostenible e inclusivo ha hecho del modelo de economía circular uno de sus principales ejes. Cierto es que el concepto de economía circular ya fue introducido por la Comisión europea en 2014, pero no ha sido hasta 2020 cuando se ha diseñado un plan de acción orientado a lograr un sistema productivo basado en la prevención: reparabilidad y durabilidad, diseño ecológico o eco-innovación, y el correcto el reciclaje de productos y gestión de residuos. Todas ellas, metas en las que tanto Euskadi como Navarra han volcado sus esfuerzos. 


No hay que olvidar que el avance en políticas de economía circular es uno de los grandes llamamientos de los ODS, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ratificados por 193 países miembros de Naciones Unidas. Las áreas prioritarias de esa economía circular, señaladas por la Comisión, son los plásticos; el desperdicio alimentario; las materias primas críticas; la construcción y la demolición; y la biomasa y los productos con base biológica.