Francia disiente profundamente del interés mostrado por Alemania, España, Portugal y la Comisión Europea sobre la construcción de un nuevo gasoducto con la península ibérica y mantiene sus fuertes reticencias a la idea de hacer revivir el proyecto MidCat por el Pirineo catalán, que se abandonó en 2019.

Esta es la posición del Ministerio francés de la Transición Energética pese a las últimas declaraciones de diferentes dirigentes europeos en un contexto de crisis energética por la invasión rusa de Ucrania.

El Ministerio no quiso aclarar si ha mantenido contactos bilaterales con España o en el marco europeo al calor de esas declaraciones, y tampoco entró en el hecho de que se le reproche estar bloqueando cualquier proyecto de gasoducto.

Francia sí señala que un proyecto de ese tipo tardaría “numerosos años para estar operativo”. Además, recuerda que, cuando se decidió renunciar en 2019 al MidCat, era objeto de “una fuerte oposición local” en el valle del Ródano y por parte de asociaciones ecologistas.

Es decir, que aunque la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, haya dicho que en la parte española podría estar operativo en “ocho o nueve meses”, por la parte francesa las cosas serían muy diferentes.

París también objeta el costo “muy significativo” que implicaría, “de al menos 3.000 millones de euros”.

TERMINALES DE REGASIFICACIÓN

Por eso considera que la construcción de unidades de regasificación en el norte y en el este de Europa (sobre todo en Alemania) con los que recibir barcos de gas de países productores que reemplacen las importaciones rusas “representan inversiones menores y más rápidas”.

Francia cuestiona, por otro lado, la conveniencia de embarcarse en una infraestructura que deberá ser rentabilizada durante varias décadas dedicada al gas, es decir, a un combustible fósil que genera emisiones de efecto invernadero cuando el reto climático es reducir a cero esas emisiones para 2050.