Sin visos a la vista de un descenso inminente de la inflación. Laboral Kutxa actualizó ayer jueves a la baja sus previsiones de crecimiento por el efecto de la subida de los precios, en especial los energéticos, y los problemas derivados de la invasión rusa y la guerra en Ucrania. En el caso de la economía vasca situó el incremento en un 3,6% para este año, un 2,7% menos de lo que estimó en diciembre. Sobre Navarra, la expectativa de crecimiento se rebaja al 3,5%, cuando hace seis meses era del 6,2%. No obstante, pese a la “desaceleración” y al hecho de que las economías “aún no han superado los ‘shocks’ que han supuesto la pandemia y la guerra”, el director de Departamento de Estudios de la entidad financiera, Joseba Madariaga, no cree que se pueda producir una recesión global “salvo que se materialice un escenario de estrés” que, de momento, no ve cercano.

Madariaga y el director de Desarrollo de Negocio de la caja, Ibon Urgoiti, presentaron ayer jueves en Bilbao el informe de balance de 2021 y las estimaciones para el presente año y el que viene. El PIB de Euskadi creció un 5,6% y el de Navarra un 5,9%, mientras que en el Estado fue del 5,1%. El paro, por su parte, fue del 9,8% en la CAV (+0,3 respecto a 2020), del 10,6% en Navarra (+0,5) y del 14,8% en el Estado (-0,7%). Urgoiti señaló que el pasado año estuvo “marcado por la recuperación” tras el impacto causado por la crisis sanitaria, aunque el confinamiento, el cierre de empresas y las restricciones en el sector servicios “han tenido consecuencias no deseadas” para la economía. A estos factores, que provocan un “claro retraso” en la recuperación de la economía española respecto a otras de su entorno, se unen los problemas del conflicto bélico y la crisis de suministros, que han disparado la inflación.

Para el director de Estudios de Laboral Kutxa, el principal riesgo a corto y medio plazo se sitúa en los efectos de la llamada inflación de segunda ronda, una combinación de las consecuencias de la actual subida de precios con el previsible incremento de los salarios tras el verano, que podrían provocar de forma conjunta que “arraigue” el encarecimiento del coste de la vida. En este sentido, confió en que las medidas del Banco Central Europeo puedan contribuir a aminorar el impacto de la espiral inflacionista y mostró su esperanza en que los precios ofrezcan señales de aflojar en el último trimestre del año.

Laboral Kutxa estima que el PIB vasco crecerá un 3,6% en 2022 y un 2,7% en 2023. Para Navarra, la entidad baraja bajara un crecimiento del 3,5% en este año y del 2,6% en 2023.

DEPENDENCIA ENERGÉTICA

En el caso estatal, su previsión es que la economía crezca un 4% este año y un 3,2% el próximo. Sin embargo, y pese a que Madariaga confirmó que ya se está dando una “desaceleración”, existen elementos que la “amortiguan”. Entre ellos, la evolución del empleo, la “solidez” del sector privado y las empresas, y el hecho de que la economía española aún se encuentra en una “inercia de crecimiento”, ya que aún no ha completado su ciclo expansivo.

No obstante, asumió que el problema de la inflación ha venido para quedarse, al menos hasta finales de año. “Todos vamos a salir perdiendo con esta subida de precios. La inflación la tenemos que pagar todos y nuestro deseo es que esto se haga repartiendo los costes de forma progresiva”, indicó. En su opinión, aunque no es descartable que se produzca una recesión, esta posibilidad es “difícil”, ya que deberían conjugarse dos elementos “contundentes”, como una subida de tipos de interés “muy abrupta” y un corte de gas a Europa por parte de Rusia.