A sus 58 años, Martín Fiz sigue saliendo a correr cada día. Espera que muy pronto los entrenamientos puedan volver a combinarse con las pruebas de veteranos en las que ya ha demostrado sobradamente que el que tuvo retuvo. "Antes salía a medirme con todo el mundo; ahora, sobre todo, conmigo mismo", dice, presumiendo de las prestaciones que su cuerpo sigue ofreciendo pese al impresionante kilometraje que lleva encima: "Son más de 300.000 kilómetros en las piernas. Con esa cifra, seguro que hay muchos coches que no pasarían la ITV", ironiza.

Una de sus claves, nos cuenta, es que supo retirarse en el momento oportuno. Fue difícil, le dio vértigo terminar siendo, como les ha ocurrido a otros deportistas de élite, un juguete roto. Pero esa cabeza que le sirvió para atesorar un palmarés impresionante en el Olimpo del atletismo internacional lo guió también a la nueva vida, esa en la que es más complicado procurarse el sustento. "Cuando lo dejas, te das cuenta de lo difícil que es ganar mil euros todos los meses", reconoce. En su caso, el boom del deporte popular le ha ayudado a encontrar su modo de ganarse las alubias y haciendo, además, lo que más le gusta.

¿Hemos escrito "el boom"? Mal hecho. Martín está convencido de que no estamos ante una moda pasajera, y menos, después del gran impulso que ha propiciado la pandemia. "Esa ha sido la parte más positiva de esta gran tragedia, que ha hecho que mucha gente se ponga las zapatillas y se eche a la calle. Y yo creo que eso se va a quedar", asegura. Lo comprobaremos cuando, efectivamente, el covid sea un mal recuerdo. De momento, nos queda un trecho que hay que saber recorrer como si fuera una carrera de fondo: "Ha sido una maratón muy larga. Tenemos que saber correr los últimos metros", nos recomienda.

Optimista por naturaleza, el gasteiztarra piensa que la línea de meta ya no puede estar demasiado lejos. Y entonces podrá volver a dar los besos y los abrazos que tiene pendientes a su familia y a sus muchísimos amigos de Gasteiz, la ciudad en la que siempre se ha sentido "querido, reconocido y feliz".