EL pasado 6 de enero, los Boston Celtics eran un equipo a la deriva. Aquella misma noche, perdieron en el Madison Square Garden ante los anodinos New York Knicks desperdiciando una ventaja de 24 puntos y ese resultado les ubicaba en la 11ª plaza de la Conferencia Este, con un balance de 18-21. Menos de cinco meses después, la franquicia más laureada de la historia de la NBA junto a Los Angeles Lakers, con 17 títulos, saborea su pasaporte para las finales, donde desde la semana pasada le esperan los Golden State Warriors, merced a una metamorfosis tan meritoria como difícil de predecir. Los de Ime Udoka, técnico novato, no solo acabaron la temporada regular encaramados a la segunda plaza del Este gracias a un magnífico esprint final (33-10), sino que en el play-off han ido dejando en la cuneta a los Brooklyn Nets de Kevin Durant y Kyrie Irving, los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, vigentes campeones, y a los Miami Heat, en un séptimo partido resuelto a su favor a domicilio (96-100) en la noche del domingo, un choque en el que su dominio fue total pero que al final se complicó sobremanera hasta el punto de que Jimmy Butler tuvo un triple dentro del último minuto que pudo poner por delante a los de Florida.

Con Jayson Tatum y Jaylen Brown de nuevo como principales estiletes ofensivos (26 y 24 puntos respectivamente) y la inestimable colaboración de Marcus Smart, que sumó otros 24, los verdes han sobrevivido a la ultracompetitiva jungla del Este y se han ganado el derecho a luchar desde la noche del jueves contra los Warriors en pos del anillo de campeón. Golden State llega al último escalón competitivo mucho más descansado. Mientras que su rival ha tenido que recurrir al séptimo partido tanto contra los Bucks como contra los Heat, los de Steve Kerr tuvieron en el 4-2 de las semifinales del Oeste ante los Memphis Grizzlies su momento de mayor exigencia. Ni los Denver Nuggets del MVP Nikola Jokic ni los Mavericks de Doncic (4-1 en ambas eliminatorias) han inquietado en demasía a un equipo que jugará sus sextas finales en ocho cursos (ganaron las de 2015, 2017 y 2018) manteniendo un núcleo duro inamovible: Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green, con Andre Iguodala más difuminado. Un nuevo título dispararía aún más la gloria de la Dinastía Warrior,

La batalla cruzará a los dos equipos con mejor rating. De hecho, la reacción de los de Massachusetts llegó cuando Udoka, exjugador de Gran Canaria y Murcia en la ACB y formado como técnico al costado de Gregg Popovich en San Antonio, logró consolidar una estructura de retaguardia que ha marcado diferencias en los últimos meses, incluso pese a los problemas físicos de varios de sus puntales como está siendo el caso del pívot Robert Williams. Utilizando una rotación que en el mejor de los casos no pasa de ocho jugadores, jugar contra Boston se convierte en un calvario por la tela de araña que componen desde el efusivo Smart hasta los Williams, Grant y Robert, pasando por el veterano Al Horford, el voluntarioso Derrick White o los brillantes Brown y Tatum. Cuando estos dos últimos reciben ayuda triplista y espacios para desarrollar su juego, los Celtics se convierten en un rival muy difícil de abordar, aunque factores como las pérdidas, los bajones de rendimiento en momentos puntuales y ciertos problemas de anotación en compases finales de partidos han jugado en su contra en choques recientes.

Los Warriors, por su parte, parecen incluso gozar de cierto margen de mejora. Con Green como eje de su solidez defensiva y el pívot Kevin Looney ofreciendo una ayuda inesperada en la anotación interior y en el rebote ofensivo, Kerr suma recursos a una rotación más amplia que la de su rival a la que además esta semana podrían añadirse tres piezas que últimamente se encontraban entre algodones: Gary Payton II, Otto Porter e Iguodala. Más cemento defensivo para un grupo humano con capacidad anotadora más que certificada. Curry va mejorando porcentajes triplistas con el paso de las rondas, Thompson saca lo mejor de sí mismo como francotirador en los partidos de la verdad y la presencia de Andrew Wiggins, sólido tanto a la hora de aportar puntos como cuando toca evitarlos, y Jordan Poole, desequilibrante cada vez que un Splash Brother no ha podido ser de la partida, debería añadir focos de peligro como para desarbolar cualquier retaguardia. ¿También la de Boston? Probablemente, en esa pugna entra la pólvora ofensiva de los de Kerr y la resistencia defensiva de los de Udoka resida la clave de la lucha por el anillo.

Golden State, menos exigido, más descansado y con una rotación mayor, añade a su gran retaguardia un brutal poder anotador

Boston era en enero 11º en el Este, pero Ime Udoka, técnico novato, ha consolidado una estructura defensiva de primerísimo nivel