La segunda legislatura de Luis María Elustondo se recuerda como la de su distancia con Iñaki Gómez Mardones, presidente de la Federación Vizcaina de Fútbol.

¿Ha sido víctima de la deslealtad durante su segundo mandato?

—Lo repetiré y lo diré de corazón, que durante estos ochos años, con sus acierto y errores, he querido ser sincero y honrado, y me he ganado muchas amistades. No sé cuál es el motivo de que Ignacio Gómez Mardones la tenga tomada conmigo. Ahora puede ser que salgan cosas, porque estamos al final de la legislatura. No sé qué he podio hacer tan mal para tener esa animadversión hacia mi persona, incluso por parte de algunos medios escritos y radiofónicos que ni incluso me han llamado para contrastar informaciones que no eran ciertas.

¿Gómez Mardones ha encabezado una oposición interna, como se ratificó hace un año con el amago de dimisiones en la Junta Directiva que buscaban la convocatoria de elecciones?

—Es más, José Ángel Labrador, vicepresidente de la Vizcaina, y Juan Luis Martín, vocal, me propusieron simular una enfermedad para que convocara elecciones. Fueron dos de los siete directivos de la Vasca que después presentaron su dimisión. Mardones, que es también vicepresidente de la Vasca, ha venido a muy pocas juntas, en concreto a 7 de 37 en estos cuatro años. No solo lideró aquel intento desestabilizador, sino que también tiró abajo el último nombramiento de tres directivos válidos. Él no estuvo en esa asamblea, pero llamó al orden a los representantes de los clubes vizcainos para no ratificar el nombramiento de tres personas que ni las conocía.

¿Gómez Mardones controla todo el fútbol vizcaino?

—A todos los clubes, no. No sé cuál es su mérito, pero hay que reconocerlo. No sé si tienen demasiado miedo. Gente mayor de edad, con personalidad, con carreras superiores incluso, votan al dictado sin tener criterio propio.

¿Quiere el presidente de la Federación Vizcaina la oficialidad de la selección de Euskadi?

—A Mardones le sobra la Federación Vasca, así que imagina con lo de la oficialidad. Está más pendiente de la Federación Española, de la que cobra 90.000 euros brutos al año.

¿Tiene pruebas de que sea así?

—Me lo ha dicho personalmente y de ahí que haya renunciado a su jubilación. Es público dentro de las federaciones, porque tiene cargos en comisiones, que se decidió se profesionalizaran.

¿Estuvo Mardones en Ipurua?

—No. Además, tan pronto como fue invitado nos encontramos con su negativa. No tardó mucho en reflexionar si venía o no venía. Estuvieron los presidentes de los clubes vascos, salvo el de Osasuna por aquello de evitar romper protocolos federativos, y los otros dos vicepresidentes de la Federación Vasca, como es el caso de Kepa Arrieta, el nuevo presidente de la Alavesa, cuya actitud con nosotros es de total colaboración. Mardones se borró a las primeras de cambio.

¿Cómo es su relación con Luis Rubiales después de que le pidiera en público y de malas maneras su dimisión por la resolución de la asamblea de Durango?

—Es cordial, ya que pidió públicamente disculpas por su actitud. Estuve después en una reunión en su despacho y nos dimos la mano. En cualquier caso, sabe que yo no iba a dimitir e incluso hubo un amago de aproximación por si se presentaba (Iker) Casillas a la presidencia de la Española y sondear posible apoyos. Rubiales, es curioso, no ha pisado la Federación Vasca, ni sabe dónde está.

¿Cuánto dinero recibe la Federación Vasca de la Española?

—Alrededor de un millón de euros, una cantidad que se reparten las cuatro territoriales. De la cifra total, la Federación Vasca se queda con el 10 por ciento, poco más de 90.000 euros. Quiero que se conozcan las cifras porque no se trata de ninguna chapuza, son cantidades que se aprueban en asamblea.

Para cerrar con el partido ante Costa Rica. ¿Cree que la Real ninguneó a la selección de Euskadi con las ausencias de Remiro, Zaldua y Zubeldia, que entrenaron con normalidad el día después?

—Tengo certificados médicos y me tengo que atener a ellos. Cada uno puede tener un libre pensamiento a la hora de interpretar los hechos, pero no se puede opinar con rotundidad de algo de lo que no tienes pruebas.

"Directivos de la Vizcaina me propusieron simular una enfermedad para que convocara elecciones"

"Mardones rechazó la invitación de acudir a Ipurua, se borró del partido a las primeras de cambio"