Unos años antes de fallecer, el escritor José Javier Abasolo, todo un exponente de la novela negra, daba su visto bueno a txapela noir, un neologismo acuñado por un periodista para aglutinar a aquellos autores vascos consagrados al género. Entonces ya se vislumbraba que, lejos de disminuir, el peso de la narrativa policiaca iba a ir en aumento. Así se percibe también en la Feria del Libro de Bilbao, donde las novedades de autores como Dolores Redondo, José Francisco Alonso o Patricia Jiménez se están vendiendo como rosquillas. En estas fechas en las que los lectores hacen acopio de novelas para paladear bajo el sol, funcionan especialmente aquellas obras que hacen que a uno se le olvide zambullirse en el agua. Sin embargo, además del clásico thriller, se están despachando a muy buen ritmo las novedades editoriales de Juan Luis Arsuaga o Maggie O’Farrell.
“Este año los autores vascos que escriben novela de suspense, que a veces mezclan con algo de historia, se están vendiendo muy bien. La mayoría están ambientadas en la zona norte. A la gente le gusta sumergirse en los lugares que conoce”, asevera Olga Mesa, librera de Entrevías, que indica que antes se vendían más autores extranjeros. Indistintamente, además, se demandan novelas que llevan tiempo en las librerías, como Entre los muertos, de Mikel Santiago, o a aquellas recién salidas de la imprenta como Las dos vidas de Mina Indigo, de Alaitz Leceaga. Otra de las peculiaridades de la feria es que las ediciones de bolsillo vuelan, al ser cómodas para meterlas en cualquier bolso y tener un precio más asequible. “A la gente le da pena estropear las ediciones de tapa dura en la playa”, asevera la librera, que lleva más de 35 años en el oficio. Por ello observa con agrado que cada vez hay más jóvenes de entre 18 y 25 años que se acercan al estand para adquirir las últimas novelas de Ariana Godoy, María Martínez o Alice Keller, autoras que se han especializado en el género new adult y han adquirido popularidad a través de las redes sociales. “Es una forma de iniciarse a la lectura”, considera Mesa.
Obras como El gánster de Olabeaga, de Juan Infante, o Milhojas de jamón, de José Francisco Alonso, también figuran entre lo más demandado, según Begoña Martín, propietaria de la Librería Etxean. “Antes se vendía más la novela nórdica y aún siguen pidiendo novedades de Jo Nesbø, pero si la novela está ambientada en Bilbao... es una pasada”, añade la librera, quien asegura que los autores vascos son, sin duda, profetas en su tierra. De hecho, también menciona otras novelas, publicadas el pasado otoño, de escritores vizcainos como Santiago Lorenzo (Tostonazo) o Aixa de la Cruz (Las herederas). Asimismo, El atlas de las emociones, de Tiffany Watt Smith, El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales, o La trenza del mar esmeralda, de Brandon Sanderson, además de cualquier novela del clásico Stefan Zweig, figuran en el top de ventas de la feria.
El poder de la firma
“El pasado fin de semana fue impresionante, hubo hasta 13 autores firmando”, revela Begoña Martín sobre el poder de atracción que ejercen los escritores cuando están presentes: “Pueden vender hasta 80 ejemplares”, añade. Ejemplo de ello es el éxito sin parangón de Nuestro cuerpo, de Juan Luis Arsuaga, quien estuvo en la inauguración de la feria. Agustín López, de la librería Jakinbide, menciona por su parte El método para vivir sin miedo, de Rafael Santandreu, quien también ha pasado por Bilbao, entre lo más leído. “Se percibe que cada vez más autores quieren venir a firmar a Bilbao, antes solo acudían a las ferias de Madrid y Barcelona”, indica Mesa al respecto.
Desde uno de los puestos, el escritor Juan Infante corrobora la percepción de los libreros. “Siempre hay gente que va a tiro fijo, pero eso lo puede hacer durante todo el año. Sin embargo, a la feria hay gente que viene a ver las novedades. El hecho de que puedas comentarlo con el autor, hace que se paren a hojear la contraportada. Eso, en mi caso, que no soy muy conocido, ayuda mucho”, afirma el autor bilbaino, que estará todos los días hasta el domingo, que concluye la feria.
El librero Ismael Díaz, de Anaïs Libros, prefiere que los escritores firmen en una caseta independiente que en los propios puestos. En el suyo, con un catálogo muy cuidado, lo que más se está vendiendo es El retrato de casada, de Maggie O’Farrell, o Maddy y las fronteras, de Edurne Portela. En el ámbito de la novela negra destaca No mires al pasado, de Patricia Jiménez. Sin embargo, las apuestas más personales de este librero de Castro son Betty, de Tiffany McDaniel, o Las tempestálidas, de Gueorgui Gospodínov, ganadora del premio Booker.
En el puesto de la editorial bilbaina Consonni, especializada en novela traducida del euskera, catalán o gallego, Bernat Aranda expone que Ramona, adiós, de Montserrat Roig, es una de las novelas que más se está vendiendo. “Era una pionera feminista. Cuenta la vida de tres mujeres de diferentes generaciones que se llaman Ramona desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX”, relata sobre este clásico rescatado por la editorial, en la que destaca también Espacio vital, de James Alan McPherson, primer afroamericano en recibir el premio Pulitzer en 1978. “Hay muchas mujeres de cierta edad que se acercan para leer libros traducidos de autoras vascas”, afirma señalando las traducciones de Miren Agur Meabe (Quema de huesos), Uxue Alberdi (La trastienda) o Alaine Agirre (X ha muerto).
