Es el día de Beyoncé y su récord como la artista con más Grammy de la historia, pero en la gala ha pasado mucho más desapercibido otro músico y cantante excelso, autor de la banda sonora de la vida de millones de personas, la mayoría de origen latino. Nos referimos a Rubén Blades, autor de Pedro Navaja y toda una leyenda, quien, a sus 74 años, acaba de lograr el premio al Mejor Álbum de Pop Latino por Pasieros, disco compartido con el grupo brasileño Bocas Livre.

Blades, que ha colaborado recientemente con el guitarrista flamenco Niño Josele en la canción No pasa nada, ha vuelto a sumar esta madrugada otro Grammy tras los recientes conseguidos en 2021, en este caso en su vertiente latina, con el disco Salswing!, junto a Roberto Delgado & Orquesta, y el logrado con el mayor premio que otorga la Academia Latina de la Grabación de los Estados Unidos: Persona del Año, concedido por su extensa trayectoria.

147

La alfombra roja de los Grammy, en imágenes AFP/EFE

El premio logrado tras imponerse en la 65º edición de estos galardones a cantantes como Camilo y Sebastián Yatra, lo ha conseguido con Pasieros, un disco compartido con el grupo brasileño Boca Livre, hoy ya disuelto, que ofrece versiones de algunos de sus himnos clásicos –de Caminando a Buscando guayaba, Juana Madre, Adán García, Paula C o el propio Pedro Navaja– transformados en un repertorio dulce y sedoso que, sin renunciar al ritmo, se muestra liderado por las armonías vocales del grupo acompañante y con ecos del bolero y los sonidos jazzísticos y brasileiros.

El álbum, grabado también en portugués con el título de Parceiros, es una vieja aspiración de Blades. El veterano cantante y abogado asegura que lo tiene en mente desde 1966, cuando escuchó por vez primera a un grupo vocal brasileño llamado Jongo Trio. “Entonces nació mi deseo por grabar algún día un disco completo con una banda semejante”, indica. Los elegidos fueron Boca Livre, con quienes participó en su álbumes previos Mundo y Editus. “56 años más tarde, mi sueño se ha hecho realidad”, indica el músico.

“Mi respeto y afecto por los miembros de Boca Livre representan mis sentimientos por la música y los músicos de Brasil que tanto he disfrutado estas pasadas décadas –prosigue Blades–. Sus producciones y ejemplos me educaron y encantaron. El haber podido trabajar, grabar y viajar con Boca Livre continua siendo uno de los puntos que considero sobresalientes en mi carrera como cantante y compositor”, apostilla el panameño sobre un disco cuyo título y contenido “describe el amor, alegría y respeto entre nosotros, y por el arte, la gente y la musica del mundo”. Lo curioso es que el grupo Boca Livre, que formaron Zé Renato (guitarra, voz), Lourenço Baeta (guitarra, flauta, voz), David Tygel (viola caipira, voz) y Mauricio Maestro (bajo, guitarra, voz, arreglos), ya no existe cuando le ha llegado este reconocimiento compartido.

Música y política

Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, el rey de la “salsa social”, que abandonó en directo por otros estilos musicales, gestó en Nueva York su carrera musical antológica y ecléctica, marcada por su fuerte conciencia social, una feroz experimentación en el cambio de milenio (basta con oír canciones como Mundo) y colaboraciones con Willie Colón y Son del Solar, o las de Lou Reed, Elvis Costello y Sting en su incursión en el inglés, su idioma adoptivo.

Blades, también actor en 35 películas y series de éxito como Fear the Walking Dead, cree en su bandera, en la libertad de América Latina, en la necesidad de luchar contra el materialismo (“se puede y se debe” es uno de sus gritos característicos), en la prohibición de olvidar las injusticias y de enfrentarse “al saqueo” del imperialismo más voraz desde su propio partido, Papa Egoró, para sacar del subdesarrollo a su querido Panamá (su Patria, esa que le pone “el alma en la garganta”), situado “entre Fidel y Somoza”, como cantaba en una canción. La implicación política de Blades se concretó como Ministro de Turismo de su país en 2004.