El rock´n´roll más sencillo y energético, aderezado de boogie, coronó la primera jornada del BBK Bilbao Music Legends Fest, que se estrenó en el Bilbao Arena con la actuación estelar de Status Quo. El veteranísimo grupo británico, ya solo liderado por un único fundador, el guitarrista y vocalista Francis Rossi, hizo bailar a unos 2.300 talluditos seguidores, según la organización, con un repaso a himnos que también peinas canas como Caroline, Down down o Whatever you want.

En el mundo de la música, hay varias escuelas. Una aboga por la defensa a muerte de un estilo propio, al margen del tiempo y las modas. Los Stones y Ramones pertenecerían a ella, en contraposición a The Beatles o The Clash. Aunque unos imberbes Status Quo empezaron tocando beat y psicodelia hace 60 años, pronto lo dejaron por una popular, sencilla y enérgica mezcla de boogie, blues-rock y rock´n´roll. Y de ese tren no se han bajado, como evidenció su concierto en Miribilla, que atrajo a 3.200 fans a Miribilla, la mayoría hombres de cierta edad.

A las 21.30 horas se oyó su riff característico minimal y explotado hasta la saciedad. Abrió la puerta a la “dulce” Caroline, pero podía haber sido cualquiera de sus éxitos. Allí estaba Rossi, vestido de él -zapatillas blancas, vaqueros, chaleco- y en buena forma aunque con su pelo más ralo y ya sin coleta. Aunque la formación aparece juvenilmente renovada, Rossi lo tiene claro: van a verlos por sus clásicos. Y a ellos se lanzó, apoyado en un sonido contundente y sin pantallas, confiando en el poder de sus riffs y estribillos, con un encadenado de temas con 40 años de vida: de Rain, con ecos glam-hard y cantada por el bajista, al rock a lo Chuck Berry de Little lady y el deje blues de Softer ride. Credenciales presentadas, como si Rossi, único miembro original, quisiera reivindicar su legado antes de descargar sus himnos que coparon las listas.

El status quo de los Status Quo actuales ha cambiado. Sin el bajista Alan Lancaster ni Rick Parfitt, guitarrista y vocalista, se presentaron rejuvenecidos. Y reivindicando su presente con temas de este milenio como Beggining of the end y su verso de "regreso de los días felices". El raka raka de 'Hold you back' dio paso a la primera cumbre, un meddley encabezado por What you´re proposing donde lució el ritmo saltarín del teclista, Andy Bown-ahora lugarteniente principal de Rossi-, que sacó a pasear su armónica, cantó varios temas y aportó hasta una tercera guitarra.

La juventud -el guitarrista y también cantante ocasional Richie Malone y el batería Leon Cave- no desentonó ante un repertorio repleto de poses rockistas y alternancia de éxitos como el boggie Mystery song y piezas oscuras recientes como The oriental, Cut me some slack y Liberty lane, con riffs a lo Angus Young. El dique de los hits se rompió con In the army now, coreada por los fans, y se desbordó con Roll over lay down, el cruce de mástiles de Down down y el riff de Whatever you want, resumen de su trayectoria. Como su versión de la Creedence de Rockin´ all over the world, declaración de principios de sus 60 años de vuelo antes del bis final. Y los que vendrán porque, como coreó el público: “and I like it”.

Girlschool

Antes, el festival se calentó con el torbellino de las chicas de Girlschool con su propuesta igualmente veterana y clásica, sonido vieja escuela y ramalazos de hard rock, punk y metal. Sus rostros también son un espejo de su veteranía, pero sus ganas y confianza se advirtieron desde que saltaron al escenario con Demolition boys. Caña indiscriminada desde el arranque con varios clásicos de inicios de los 80 como Nothing to lose, Hit and run y el muy coreado himno C´mon Let´s go, mezcla perfecta de rock, punk y glam. Intercalaron temas de su último álbum como la punk y acelerada Take it like a band con incontestables como Race with the devil o su versión atronadora de Bomber, de sus queridos Motörhead.