De su puño y letra hay noticia de los orígenes. “Todo empezó en un tren”, reza la nota. “Mi ama y yo en un viaje con destino a Barcelona que cambiaría mi vida para siempre. El tren del futuro y de los sueños... El azar jugó a mi favor y el destino me llevó a conocer personalmente a Pedro Rodríguez, quien me ofreció un trabajo en su atelier de Madrid. Lo acepté al momento. Cogí el tren en marcha”. He ahí una evocación de los primeros días a lo grande. Antes hubo un taller improvisado hasta que todo pasó por el taller de su maestro, Pedro Rodríguez, uno de los grandes de la época. Javier Barroeta fue discípulo en aquellos intensos días de Madrid. Y todo pasó por las grandes pasarelas de París, donde Javier admiró a Hubert de Givenchy y a otros muchos. Barroeta es el creador de alta costura del País Vasco con más tijera, con más nombre. Su firma ya está estampada en el Gotha de la alta costura con hermosa caligrafía. Pese a la discreción que gasta, debieran, debiéramos, corearle a su paso. No en vano, ha llevado el nombre de esta tierra a las altas cumbres de la costura. Javier es uno de los elegidos.

¡Oh, my Dior! es una exclamación muy usada entre los devotos de la alta costura. Y en esa fe predica Javier Barroeta desde tiempo atrás, casi desde los días que ejercía de monaguillo y se quedaba boquiabierto con las bodas que veía. Tiempo después vistió a muchas novias y aún se recuerda aquella boda en la que llegó a vestir a una aristócrata vasca como madrina de boda con un sorki en la cabeza. “Era su signo de distinción, su personalidad”, dijo entonces.

El modisto lemoarra abrió su propio atelier en el año 1989. Gracias a su larga trayectoria, primero como discípulo de Pedro Rodríguez y después como director artístico y creativo de la prestigiosa peletería Kamouraska, adquirió una gran experiencia que le ha permitido llegar a ser uno de los grandes creadores de la alta costura y vestir a figuras mundiales del mundo del arte y la cultura. Ahí, en el atelier, fue donde detectó el problema, la necesidad que a su juicio existía entre los jóvenes diseñadores y profesionales del mundo de la moda. A su entender no había suficiente conocimiento de costura y esa falta le ha llevado a abrir su propia Escuela de Alta Costura, la única existente en Bilbao para transmitir su experiencia y pasión por las telas de altos vuelos. En alguna conversación de café se lo he oído decir: “Cuando la mona se viste de seda... ¡mejora!”.

Entremos en la Escuela ubicada en el número 15 de Huertas de la Villa, una calle que ya de por sí guarda una sobria elegancia. Allí se respira buena parte de lo que les he contado. Javier Barroeta aprendió durante cuatro años del que fue el primero en España en realizar desfiles en pasarelas con maniquíes. Un couturier interesantísimo y una pieza esencial para entender la historia de la moda. He hecho suyo ese legado, personalizándolo con su experiencia como maestro de alta costura durante estos 40 años.

En 1989 fundó la que hoy es su casa de alta costura en Bilbao. Es en su taller donde confecciona, presenta sus colecciones y mima a la clientela. A su mano de santo para vestir bodas añade la creación de su propia línea de pret-a-porter, semi-couture y alta peletería, “una labor minuciosa y emocional donde trabajo con sentimientos”, explica Javier.

En 2015 abre las puertas de su Escuela de Alta Costura, pionera en el País Vasco. Con el fin de dar continuidad a su legado, apasionados de la moda y jóvenes diseñadores de todo el mundo, aprenden cada curso sus técnicas únicas bajo su dirección creativa, para especializarse en el mundo del Haute Couture con una extensa oferta formativa.

La citada Escuela de Alta Costura es el centro de referencia en formación en diseño de moda y técnicas de alta costura en Bilbao. Allí se abre el baúl de las esencias y se ofrece formación en modelaje, patronaje, diseño de colecciones, investigación de tendencias, estilismo y creatividad gráfica. Enseñan las técnicas de las casas de alta costura como las de Balenciaga, Dior, Chanel, Valentino o el ya citado Pedro Rodríguez.

No es suficiente con la enseñanza. Desde la Escuela se vislumbra un horizonte profesional, una salida a tanto conocimiento como se adquiere. No por nada, es colaboradora de reconocidos ateliers y brinda a su alumnado la oportunidad única de realizar prácticas en empresas de renombre como Caprile, Teresa Helbig, Santoscostura, Cherubina o VMB. Para poder formar todo un ejército de gente capaz y creativa, en la Escuela se despliega el conocimiento a través de diversas modalidades: ciclos, cursos y másters que están diseñados para adaptarse a la orientación y necesidad de cada alumno. Desde las primeras nociones, hasta las técnicas de alta costura y diseño más especializadas. ¿Quieren saber más? El próximo 11 de marzo celebrarán una jornada de puertas abiertas para mostrar sus poderes a quienes aspiran a ingresar en ese Colegio Hogwarts, dicho sea con el permiso de Harry Potter y los suyos, de la alta costura en el curso 2023-24.

Oigamos su filosofía. Transmitir todos los conocimientos adquiridos para que los jóvenes diseñadores tengan un dominio del oficio para poder dirigir o formar parte de grandes equipos o talleres. La palabra oficial viene del término oficio. Barroeta cree justo en eso, en el oficio de la Alta Costura. Y por ese camino va la Escuela.