Las construcciones “evolucionan, de forma que lo que ha llegado hasta nosotros resulta de los restos de la última fotografía” de su abandono tras las Guerras Carlistas. Sin embargo, el Cerro del Castillo se originó con una construcción cuyas partes más antiguas analizadas datan del siglo X como se comprobó tras la campaña de excavación de 2021. Este verano los trabajos se han reanudado con la esperanza de poder seguir encajando piezas de la historia de Balmaseda y estrechar el vínculo con la población. Las visitas guiadas cumplen esta parte del proyecto enmarcado en el convenio suscrito entre el Ayuntamiento y la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco.

El título de Abierto por obras Abierto por obrasse inspira en la restauración de la catedral vieja de Gasteiz, un largo camino como el que planea recorrer Balmaseda. A preguntas del grupo del programa Berbalagun, que disfrutó de la experiencia en euskera, el investigador de la UPV y miembro de la Cátedra Urtzi Llano aseguró que se necesitarán “al menos diez años para empezar a apreciar resultados en general y dentro de cinco se revisará el acuerdo”. “Hay trabajo para largo” dentro de una “estrategia mayor” que contempla también “microintervenciones urbanísticas” en el casco histórico para, por ejemplo, mejorar en accesibilidad. Se requieren “unión, compromiso y formación con un seguimiento, explicando lo que se hace y los problemas que nos encontramos”. La aparición de restos de impactos de armas de época carlista ha sorprendido este verano al equipo, que prevé permanecer en el cerro hasta julio. Uno de ellos debe repararse “por cuestión de estabilidad de la estructura”, pero sería “interesante” trasladar a la ciudadanía el debate de la elección entre arreglar los demás o que se permanezcan así como testimonio del paso sucesivo de tropas carlistas y liberales.

Preguntas a los expertos

Los asistentes se interesaron por “cómo se sabe qué se puede quitar y qué no” de los restos, un punto en el que resulta imprescindible la experiencia. Balmaseda cuenta con José Luis Solaun, “uno de los mejores arqueólogos a nivel nacional” en labores de coordinación del trabajo en el foso, el cuartel de 1836 y el inicio de las tareas de consolidación. Después se pone en marcha la fase de análisis “con la ayuda de expertos, comparativas de los tipos y procedencia de las piedras... ya que no siempre disponemos de archivos documentales o gráficos”. La prueba del carbono 14, que “solo sirve para restos orgánicos”, determinó un arco cronológico entre los años 940 y 978 para la construcción del Cerro del Castillo”.

Para responder a la duda planteada por otra persona de “¿qué hay debajo de la tierra que pisamos en el piso superior?” habrá que aguardar al menos otro año. Los expertos se preguntan por la ubicación del pozo del castillo medieval y si han sobrevivido más vestigios de aquella época, quizás ocultos entre reconstrucciones posteriores. Cuando se erigió el castillo “Balmaseda era un lugar estratégico, paso natural del camino comercial hasta la costa”.

Las sucesivas guerras del XIX “atraparon de lleno” a la villa y la fisonomía de la fortaleza cambió en el conflicto carlista, cuando “encontraron y desmocharon una torre alta que ya no concordaba con la nueva tipología de las contiendas, así que reutilizaron” el material. Pasó de liberales a carlistas, de carlistas a liberales, que “lo modernizaron y optaron por alojar allí a las tropas: ampliaron el acuartelamiento, que llegó a tener dos pisos, habilitaron otra entrada de mayor anchura y altura para que pudieran salir los caballos”.

Gracias a la implicación “activa” de la asociación cultural Orexinal, que “nos está ayudando mucho” centros escolares y otras personas de Balmaseda que se han sumado a las excursiones visualizan ese escenario y admiran el cerro con otros ojos.

A largo plazo

Al menos diez años. Se necesitaría una década para empezar a valorar los resultados de la puesta en valor del Cerro del Castillo y otros lugares de Balmaseda. El objetivo es que el convenio con la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales de la Universidad del País Vasco trascienda a la villa en su conjunto involucrando a la ciudadanía tanto en la fortaleza como en otras actuaciones.

Posible construcción

940

La prueba del carbono 14 practicada tras la campaña arqueológica del año pasado fija la construcción de las partes más primitivas localizadas entre los años 940 y 978, siglo X, lo que convertiría al de Balmaseda en el castillo más antiguo de Euskadi. Por tanto, el listón está muy alto en cuanto a las expectativas de los trabajos de este verano.