Jesús y Amaia Prieto, padre e hija, propietarios de la armería Cantábrico Militaria de Getxo, jamás imaginaron que el 12 de enero de 2017 sus vidas cambiarían para siempre. La Policía Nacional les detuvo acusados de vender armas en el mercado negro. Tras cinco años de instrucción y tres meses en la cárcel, un juez de Getxo decidió archivar todos los cargos contra los dueños de este negocio dedicado a la venta y alquiler de material militar para atrezo, a los que se había acusado de colaborar con el terrorismo y el crimen organizado. “La Policía nos arruinó la vida”, lanza Amaia, todavía con resquemor, sentada en una silla y rodeada de parte del material que vende en un negocio que puso en marcha su aita hace tres décadas. Un mes antes de las detenciones, la Guardia Civil había realizado una de las cuatro inspecciones anuales en la armería y no encontraron nada irregular. Sin embargo, semanas más tarde la Policía Nacional decomisó 10.622 armas en el negocio de Jesús y Amaia y presentaron la operación Portu como el mayor golpe contra el tráfico de armas del Estado. “No fue casual. Sospechamos que esta operación la montaron con fines propagandísticos”, asegura.

En los medios de comunicación se pudieron leer titulares como "Los traficantes de armas detenidos por la Policía tenían ametralladoras para derribar aviones" o "10.000 armas de guerra que una banda adquiría en el mercado negro y las manipulaban". Pero todo aquello estaba lejos de la realidad. Ni Jesús ni Amaia eran traficantes de armas, ni tenían una ametralladora para derribar aviones, ni las armas estaban listas para su venta a grupos terroristas. Nada de lo recogido en la denuncia se sostenía.

Los diversos informes periciales revelaron, finalmente, que dichas armas eran antiguas y estaban inutilizadas, conforme a la legislación, e incluso amparadas por los permisos de los que dispone el establecimiento. “Todo fue falso. No nos han llamado para rectificar. Montaron un bodegón con todas las armas decomisadas y cuando se ha demostrado que lo que dijeron no correspondía con la realidad no han sido capaces de organizar una rueda de prensa y reconocer públicamente lo que hicieron mal. Creo que es lo mínimo que deben de hacer después del daño a mi familia”, relata a DEIA Amaia Prieto.

Todo este “circo mediático” no solo les ha perjudicado económicamente, -tuvieron que vender una propiedad para pagar a abogados y para seguir viviendo-, sino que también les ha hecho mucho daño a nivel de imagen. “En Getxo, entre la gente que nos conoce, no hemos tenido problemas, pero siempre hay quien aprovecha este tipo de situaciones para llamarte terrorista. Y eso es muy duro, para mis hijos y para mi ama lo ha sido”.

Jesús y Amaia pasaron de ser referentes estatales por sus conocimientos sobre el coleccionismo militar a ser detenidos y acusados de colaborar con el terrorismo y el crimen organizado. “Pensábamos que todo era una broma”, apunta. El grueso de su clientela eran profesionales del sector, establecimientos dedicados al coleccionismo y productoras de cine y televisión, ya que cientos de artículos de Cantábrico Militaria han servido de atrezo en multitud de producciones. Según Amaia, desde que volvieron a abrir el negocio nada ha vuelto a ser igual. “La imagen ya está deteriorada y desde hace tiempo no nos llaman de ninguna productora”.

La mañana de aquel 12 de enero de hace cinco años a Jesús la Policía Nacional le fue a buscar a su casa de Algorta y le sacaron de la cama, mientras que a Amaia, madre de dos niños pequeños, le dieron el alto a las puertas de su domicilio cuando se dirigía a hacer las compras. Ambos fueron trasladados al calabozo donde pasaron dos días. “Solo me dijeron: Está usted detenida por tráfico de armas. No supe reaccionar”. Pero el mal sueño no acabó ahí. Jesús y Amaia pasaron tres meses presos en la cárcel en prisión preventiva mientras los peritos policiales examinaban las armas incautadas. “No se llevaron todas. Solo las que les parecía que estaban bonitas para la foto. Las que estábamos restaurando las dejaron allí”, cuentan.

“Pensaba que era una pesadilla”

Jesús, en aquel entonces recuperándose de un cáncer, fue trasladado a la cárcel de Basauri y su hija, Amaia, a Nanclares de la Oca, en Araba. “No les importó nada. Nadie nos informó de lo que pasaba. Nos habían detenido como colaboradores del terrorismo sin más explicaciones que las justas”, cuenta Amaia, a quien recordar aquellos días le remueve las entrañas. “Por las mañanas me despertaba en la cárcel y pensaba si podía ser una pesadilla, pero no. Era real y no podíamos entender por qué nos había tocado a nosotros”, dice.

Sin irregularidades

En las revisiones no encontraron una sola arma en situación irregular; todas habían sido inutilizadas de forma legal, catalogadas como piezas antiguas al ser anteriores a 1890 o ser armas con peso histórico que habían sido prestadas para rodajes o exposiciones. Ninguna de las acusaciones se pudo probar. Además, el Juzgado de Instrucción número 2 de Getxo archivó el caso por inexistencia de delito y dictó el sobreseimiento libre de la causa, argumentando que “la colosal operación policial” había sido desbaratada punto por punto por los peritos de la defensa. “Resulta curioso que la Policía Nacional nunca llevara sus investigaciones ante la Audiencia Nacional a pesar de la gran envergadura del golpe y de los presuntos vínculos con el terrorismo y el crimen organizado. Dos meses después ya existían dudas fundadas de que la operación Portu se desinflaba; sin embargo, desde la Policía Nacional se siguió argumentando que las armas iban a volver a ser activadas”, explica Amaia.

En febrero de 2021 la justicia ordenó que las armas les fueran devueltas. Nadie les quita los tres meses de cárcel, ni el daño que han sufrido y siguen sufriendo al ser señalados como colaboradores del terrorismo por un delito que los jueces han considerado que nunca se cometió. “Fuimos víctimas del abuso policial sin derecho a nada, nuestra imagen ha quedado dañada y pedimos que se depuren responsabilidades”. Pese a todo, la Policía Nacional continúa informando de su exitosa operación Portu en su web oficial.

“Todo fue falso; no han sido capaces de reconocer públicamente que lo hicieron mal”

Amaia Prieto - Armería Cantábrico Militaria