Se mida el tiempo en décadas, siglos o millones de años, la arqueología abarca “todo lo que está amortizado”. Palabra de Eudald Carbonell. Codirector del proyecto Atapuerca, fue uno de los impulsores del Museo de la Evolución Humana de Burgos y lleva más de cuarenta años desentrañando los secretos de un yacimiento que todavía ha desvelado solo una milésima parte de lo que esconde. Cada uno a su escala, comparte con la puesta en valor del Cerro del Castillo la inquietud por comprender la vida de la comunidad y aquellos factores que la condicionan en las distintas épocas, así como la fuerte adhesión ciudadana para potenciar el estudio por parte de los expertos, que ensalzó durante su visita ayer miércoles a la excavación que se desarrolla hasta julio en la fortaleza de Balmaseda, cuyas raíces se remontan al siglo X.

“Cualquier tipo de arqueología me interesa, así como la capacidad de inferir comportamientos sociales gracias a ella”, valoró durante el recorrido en el que escuchó atentamente las explicaciones del arqueólogo José Luis Solaun y el arquitecto Urtzi Llano. Ambos, miembros de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco, que suscribió un convenio con el Ayuntamiento justo antes de la pandemia para acercar su riqueza histórica a los vecinos. Cuando el balmasedano Iván Fernández, que ha cubierto el inicio de la campaña de excavaciones de 2022 en Atapuerca para la revista National Geographic, habló a Carbonell sobre el Cerro del Castillo, este mostró inmediatamente su deseo de viajar a Balmaseda y verlo de primera mano. Fernández pertenece a la asociación cultural Orexinal, tractora de la recuperación de este paraje estratégico desde el medievo que quedó prácticamente abandonado después de las guerras carlistas. “Desde aquí, una de las murallas bajaba hacia el río y la otra por la plaza”, le describió.

A partir de la próxima semana se procederá a consolidar los vestigios. Como el foso de grandes dimensiones descubierto tras la intervención de la excavadora a más de seis metros de profundidad. El siguiente objetivo consiste en “articular un discurso”, explicando cómo el Cerro del Castillo “ha evolucionado a través de los siglos basándose en las artes de la guerra” y “explorar las posibilidades de visita” para su divulgación, detalló José Luis Solaun. Ya está confirmado que habrá continuidad en 2023.

Llegar a la ciudadanía

Una iniciativa “surgida de la ciudadanía” que busca arraigar aún más en Balmaseda. En este sentido, Eudald Carbonell recordó cómo hace cuatro décadas se preocuparon de organizar multitud de conferencias, exposiciones y catálogos que trasladaran los extraordinarios hallazgos en Atapuerca, que siguen maravillando a día de hoy. – E. Castresana