Urdaibai es un espacio lleno de vida y es evidente. Y más, si cabe, durante esta primavera. Solo resulta necesario calzarse unas zapatillas y recorrer sus hábitats. Es entonces cuando se pueden ver las cajas nido en los árboles instaladas por el centro ornitológico Urdaibai Bird Center, ubicado sobre las marismas de Orueta. El éxito del proyecto ha sido arrollador. De los 55 dispositivos instalados, 50 han sido ocupados. Una nueva generación de aves de pequeño tamaño, esas que antes anidaban en pequeños agujeros en los árboles, han florecido gracias a la potencialidad de la Reserva de la Biosfera como zona de alimentación propicia. Esta condición se ha visto incrementada por la favorable climatología. El objetivo del estudio emprendido, que se desarrolla semana a semana de la mano de los jóvenes ornitólogos es “seguir las tasas de éxito de cría y ver cómo los factores como el clima afectan a las aves y sus crías”.Al inicio del proyecto (comienzos de febrero) hubo que elegir los emplazamientos, situados en dos zonas bien separadas en la reserva de la Biosfera. “La mitad se colocaron en zonas de campiña y la otra mitad en las marismas”, aseveran desde Urdaibai Bird Center. Un buen número de ellas se situaron cerca del centro, en zona marismal; las restantes, en las cercanías de baserris. Todos ellos, en un radio de “pocos kilómetros, a unos 50 o 100 metros una de otra”. Las cajas nido elaboradas en el propio centro se colocaron en altura, huyendo “del peligro que suponen los gatos, que fácilmente puede depredar los nidos”, señala Edorta Unamuno. El éxito ha sido impresionante. “Semana a semana hemos ido viendo cómo se han ido ocupando”, desvela. “Incluso se pueden ver sin mucho esfuerzo un herrerillo o un carbonero entrando en las cajas con el pico lleno de insectos. Las aves ocupadas están llevando alimentos a sus polluelos que están alojados dentro”, apunta el biólogo. “Era impresionante ver cómo iban formando sus nidos, con todo tipo de materiales. Desde hierbas a plumas...”, explica. “Hay un caso interesante de un herrerillo hembra con al menos 11 huevos, aunque creemos que este pájaro está cuidando huevos suyos y también de otra hembra”, incide.

Eclosión

Poco a poco, los huevos han ido eclosionando. Entre seis y ocho ocupaban cada caja. “La verdad es que la natalidad ha sido muy alta, creemos que ayudados por la buena climatología que hemos tenido”, afirma Unamuno. Y llega el momento de mayor acción en todo el proceso, “ya que a los polluelos es necesario alimentarlos. Es increíble poder observar el ir y venir de los padres para alimentarlos, con infinidad de insectos en sus picos”. Se calcula que deben de cazar la mitad de su peso en insectos al día para poder sacar adelante a sus descendientes, con lo que ello supone de beneficio para Urdaibai. “Siempre se dice que no hay mejor insenticida, más natural y más efectivo, que vivir rodeado de estas pequeñas aves. Son los mejores plaguicidas”, apostilla gráficamente el biólogo de Urdaibai Bird Center. Es una tendencia que incluso se empieza a imponer en espacios donde existen plantaciones de vid, e incluso donde existen baserris cercanos. Y es que si estos pájaros no estuvieran cerca, muchos insectos podrían ser plagas aún mayores que consumirían los cultivos agrícolas y forestales.

Urdaibai Bird Center confía en que las buenas condiciones climatológicas ayuden “a que haya una segunda puesta” en las cajas nido instaladas, con lo que el éxito del proyecto “será aún mayor”. Las predicciones son favorables. Mientras tanto, los ornitólogos tienen una gran oportunidad de investigar el proceso de la reproducción, del que extraerán los resultados en meses venideros. Y, a la vista de los positivos resultados preliminares obtenidos, también esperan repetir experiencia el año próximo.