La empresa Construcciones Urrutia solicitó a la sociedad cooperativa Anboto Dorrea alrededor de cinco millones de euros más para poder continuar con las obras de la quinta torre de Garellano, el edificio residencial llamado a ser el más alto de Euskadi cuando se culmine.

Unas pretensiones que los 162 socios que componen en la actualidad la cooperativa se negaron en redondo a aceptar durante una asamblea celebrada el pasado 1 de marzo. La decisión fue, además, por unanimidad, según ha podido saber este periódico en fuentes conocedoras del proceso.

Como informaba DEIA ayer jueves, las obras del rascacielos que será la corona de la operación urbanística de Garellano están paralizadas después de que por parte de la empresa constructora contratada por Anboto Dorrea solicitaran un aumento en el costo de la obra y por ende en el precio final de las viviendas. Un incremento que según fuentes de Urbas, el grupo financiero propietario de la constructora Urrutia, se ha debido a que “desde las previsiones iniciales hasta ahora los costes de construcción están sufriendo una escalada de precios sin precedentes”.

Especificaron cómo Urrutia “jamás ha dejado una obra sin ejecutar” y que durante los últimos meses “ha continuado al ritmo previsto en todas sus obras a pesar de las fuertes subidas del acero, el hormigón y la mano de obra, asumiendo el cien por cien de todos los incrementos”.

Algo que no concuerda con lo expuesto a la cooperativa de Anboto Dorrea. De hecho, en la unanimidad plasmada en la asamblea referida tuvo mucho que ver que esta última petición de aumento de precios era la segunda por parte de la constructora asentada en Gasteiz.

Ya el año pasado se solicitó otro incremento de presupuesto que fue comunicado al Grupo Arrasate, el gestor de cooperativas que está pilotando todo el proceso de construcción del rascacielos junto a los socios, que son en última instancia los que toman las decisiones. En aquella ocasión, aceptaron las condiciones de aumento de precios pero en esta segunda la rechazaron de plano.

Segundo aumento

Un crecimiento de coste económico que iba a suponer entre 28.000 y 30.000 euros de media más del dinero acordado en un principio entre los compradores de las viviendas que componen las 35 plantas del rascacielos que se elevará casi hasta los 120 metros de altura.

Hay que tener en cuenta que los precios de venta variaban en función de la superficie de cada vivienda –son de dos y tres dormitorios, con terrazas de hasta 26 metros cuadrados– pero también por la altura a la que encuentran en el espigado edificio. Cuantas más vistas tiene la propiedad, por está situado en plantas superiores, más elevado era su precio.

En esta horquilla de incremento de dinero no entrarían los compradores de los ocho áticos en formato dúplex que tienen previsto coronar el rascacielos en sus plantas 34 y 35 ya que cuentan con el doble de metros cuadrados que una de las viviendas inferiores.

Como ejemplo destacar que de las 164 viviendas, solo restan por vender dos de los áticos que alcanzan los 149,7 y 185,1 metros cuadrados y cuyo precio es de los más elevados de la promoción.

El hartazgo de los cooperativistas es patente ya que algunos han reconocido que prevén ya un aumento de hasta 50.000 euros más sobre el precio inicial. Otra gota que colmó el vaso fue cómo, al día siguiente de la mencionada asamblea decisoria, Urrutia adelantó al Grupo Arrasate que iba a enviar un burofax en los próximos días en el que, entre otras cosas, comunicaba por su parte la suspensión sine die de las obras y la interposición de la correspondiente demanda para la resolución del contrato y la liquidación de la obra ejecutada.

Pero desde el gestor cooperativista actuaron antes. Al día siguiente, y tras haber transcurrido el plazo de diez días que la cooperativa había otorgado a Urrutia un anterior burofax para que subsanasen todos los incumplimientos en los que había incurrido, decidieron enviarle otra comunicación oficial indicado que era Anboto Dorrea quien resolvía el contrato que firmaron en julio de 2021.

Llave en mano

Un acuerdo cerrado entre ambas partes, de los denominados llave en mano, por el que la constructora gasteiztarra iba a levantar la torre a cambio de 36 millones de euros sin posibilidad de aumentar el precio convenido. Algo que no ha ocurrido y que ha sido la base legal para resolver el contrato.

Hay que tener en cuenta que además el tajo también tenía varios retrasos acumulados según el calendario cerrado en el contrato.

En su última comunicación también se le requirió oficialmente a Urrutia para que en el plazo de cinco días, es decir para el pasado miércoles día 8, se procediera a dejar la obra libre y a disposición de la cooperativa. Algo que han cumplido a tenor de la falta absoluta de actividad en el perímetro interior de la obra y en la que solo queda retirar los carteles que indican como Urrutia y Urbas son responsables de la construcción.

Los cooperativistas están ahora a la espera de las propuestas que les presente Arrasate para elegir qué nueva constructora retoma las obras. Las condiciones que presenten cada una serán clave y pueden pasar por alternativas que incrementen ligeramente el último precio acordado con Urrutia, evitando la subida en conjunto pretendida de cinco millones de euros, o que los propietarios estén dispuestos a renunciar a alguna de las características de las viviendas, lo que implicaría el mantenimiento del presupuesto sin subir el coste final.

Al detalle

Precios iniciales entre 300.000 y un millón

La horquilla de precios por los que salieron a la venta los pisos hace cuatro años oscilaba entre los 300.000 euros y más de un millón para los áticos. El precio variaba en función de los metros cuadrados, pero sobre todo de la altura a la que se encuentran.

Precio cerrado

36

Son los millones por los que se cerró el contrato de construcción de la torre entre Urrutia y Arrasate, una cifra en principio fija y que no admitía cambio alguno.