La iglesia de San Nicolás, en el Caso Viejo de Bilbao se ha quedado pequeña hoy por la mañana para acoger a todas las visitas en torno al día de San Blas. Han sido cientos las personas que quisieron participar en la tradición, haciéndose con algún cordón bendecido, las rosquillas o tortas de San Blas y los caramelo de malvavisco. Como marca la tradición, cada 3 de febrero se debe colocar un cordón al cuello para, después de nueve días, quemarlo. De esta manera, al parecer, la persona que cumple con esta tradición tendrá protección para su garganta durante todo el año.

Una decena de puestos, llenos hasta la bandera no dejaban de vender, “sobre todo cordones”, ha explicado Fran F., uno de los encargados de varios de los puestos. A pesar del frío, que helaba hasta las ideas -sobre todo las primeras horas de la mañana-, podía olerse el anís con el que se elaboran las rosquillas, un aroma que se iba colando entre los pasillos creados por los allí presentes. Desde bien temprano, las 5.00 de la mañana, han comenzado a preparar los puestos, a los lados y enfrente de las iglesia de San Nicolás. Largas colas de gente han poblado cada uno de estos puestos, con la imagen tradicional de los cordones colgando de una cuerdecita y, en las mesas, las rosquillas y demás dulces. 

Gran ambiente por San Blas en El Arenal de Bilbao

Gran ambiente por San Blas en El Arenal de Bilbao Jose Mari Martínez

Sin duda lo más vendido son los cordones bendecidos. Por la mañana, dentro de la iglesia se han llevado a cabo bendiciones a distintas horas y se han hecho misas. Entre los allí presentes, Amaia y José comentaban que “solemos venir todos los años que podemos, más que por creer, por tradición, por ver el ambiente”. Pero han sido muchos los que no han querido dejar pasar la oportunidad de entrar a la iglesia, que ha estado a rebosar durante toda la mañana.

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El entorno de la iglesia de San Nicolás se quedó pequeño. Jose Mari Martínez

Entre una mayoría de bilbainos y vizcainos, se han colado Alba y Raúl, una pareja de madrileños que ha venido a “parar el fin de semana a Bilbao”. Al ver el ambiente se han acercado a “disfrutar de esta tradición, ya que nos ha pillado estando en Bilbao”. En otro de los puestos, donde despachaban cordones y rosquillas casi al mismo tiempo, comentaban que “la verdad es que, aunque a la gente le ha costado un poco, se está vendiendo bastante bien”. A pesar de “tener que haber subido un poco los precios, porque el género está más caro”, la gente ha respondido y “están comprando como otros años”.