Hace ya unos días que compró el cordero en la carnicería del mercado de Deusto para la comida y cena de estos días. Al alcalde de Bilbao le gusta comprar en los comercios del barrio porque además se encuentra con los vecinos y hace barrio. Compagina estos quehaceres con el vertiginoso final de año de una ciudad muy efervescente que agota el mandato. Los deseos para el próximo año pasan por generar empleo que permita a los jóvenes comprar vivienda hasta pelear por el tren alta velocidad y mejorar la situación de los más vulnerables. Proyectos con palabras mayúsculas pero que tienen su reflejo en unas cuentas que se aprueban la semana que viene. Estos días se juntarán todos en casa de ama “porque es más grande y nos vamos a juntar los mismos: mi ama y una tía viuda; mi hermana, mi cuñado y mi sobrina; un amigo que desde que se separó cuando no está con sus hijos está con nosotros. Nos quedamos todos a dormir y estamos juntos y damos valor a este tiempo de compartir, preparar las tareas de la cocina... “.

En estas fechas se tira más de solidaridad, pero el 6 de enero muchas gente se olvida. Da pena que la solidaridad navideña tenga fecha de caducidad.

“Bilbao y Euskadi son muy solidarias, la cantidad de voluntarios que hay en las ONG es nuestra fortaleza”

Yo diría que Euskadi y Bilbao es una sociedad bastante solidaria, la cantidad de voluntarios que hay en Cáritas, Banco de Alimentos, parroquias, las ONG que tratan con las personas más vulnerables es una fortaleza que tenemos como sociedad y como ciudad. Es verdad que la Navidad tiene un punto especial y de hecho, la familia cobra más relevancia, los amigos, la empresa... parece que damos valor a cosas que durante el año no lo tienen tanto. Pensamos más en la gente que no puede disfrutar de esa comida un poco mejor. Y para la gente que no tiene por desgracia ni relaciones ni comida ni un lugar para vivir, hay un punto más de solidaridad. Pero no diría que el 6 de enero desaparece, creo que hay una red de solidaridad que es muy importante en Bilbao.

¿Qué le remueve la convivencia?

Pues hace poco hemos entrado en el mercado y había una señora vestida bastante normal pidiendo en la calle. Veo gente durmiendo en la calle y me enerva porque hay pocas quiebras mayores de la dignidad de una persona que la de verse durmiendo en la calle.

¿A quién le gustaría sentar en la mesa de Navidad de su casa?

Si cada familia sentáramos en nuestra mesa a alguien que lo necesita, seguramente no habría necesidad. Me gustaría sentar en mi mesa al director de Cáritas y también al del Banco de Alimentos y preguntarles qué cosas están haciendo. Muchas ya las sé, pero me gustaría conocer mejor sus trabajos para hacer más y que las personas vulnerables puedan vivir mejor.

¿Qué no ha podido en estos años como alcalde y le gustaría?

Que no se vea gente durmiendo en la calle, no por lo estético. Supondría que en Bilbao no hay gente con esa necesidad. Hemos crecido muchísimo, en pandemia atendimos a todas esas personas y en la medida que tenemos más recursos la demanda no deja de crecer.Nuevo año, último del mandato.

¿Es posible mantener la ilusión de hace dos legislaturas?

“Si cada uno de nosotros sentáramos en nuestra mesa a una persona necesitada, no habría necesidad”

Me encuentro con muchas ganas. Estamos en una ciudad con muchos proyectos, muy consolidada y con miras al presente y futuro. También me encuentro con una doble mirada. Es muy importante no pensar en las elecciones, sino pensar que nos quedan seis meses de trabajo intenso para culminar proyectos. Tenemos renovaciones de calles como María Díaz de Haro, Rodríguez Arias, Lehendakari Aguirre, pequeñas obras que tienen que ver con la accesibilidad... y está la otra mirada, la de pensar en el futuro que nos puede tocar volver a gestionar, lo que para mí sería un orgullo. Estamos dándole vueltas a los proyectos nuevos.Parece que todo está hecho.

¿Nos esperan nuevos proyectos?

Tenemos que pelear mucho todavía por el Tren de Alta Velocidad, la línea 4 de Metro, la variante de Rekalde, pelear porque Artxanda sea ese pulmón para la villa, la vertebración de la ría y por los barrios, que nos van a pedir trabajar por cada uno de ellos.Ya se habla de nómadas energéticos, gente que va a teletrabajar a Benidorm.

¿El alcalde se aprieta el cinturón?

“Me considero una persona privilegiada y tampoco soy ambicioso, por eso fomento la solidaridad”

Me considero una persona privilegiada, como muchas miles de personas que vivimos bien, y en ese sentido no me falta de nada. Tampoco soy una persona ambiciosa, ni necesito muchas cosas para vivir. Tengo una vida, dentro de lo que vivo, sencilla. Tengo las mismas costumbres y amigos de toda la vida y vivo en el mismo piso de siempre. Pero, soy consciente de que soy una persona privilegiada. Intento ser una persona solidaria con mis compromisos sociales y procuro compartir parte de lo que tengo con aquellas personas más necesitadas. Es una visión de la vida que invito a tener porque si todos tenemos un componente solidario, las personas que más lo necesitan van a estar mejor.

¿Un deseo para el año que viene?

Que desaparezca definitivamente el covid. Que tengamos salud y que las personas en una situación de enfermedad la puedan superar. Y que las personas cuando salgan de esa situación de vulnerabilidad puedan encontrar un empleo. Lo mismo que los jóvenes para que tengan capacidad de tener vivienda, que las personas no se sientan solas y que la ilusión y la esperanza sean las dos palabras que más podamos conjugar para afrontar el presente y el futuro.

Al alcalde de Bilbao le gusta comprar en los comercios del barrio porque además se encuentra con los vecinos y hace barrio. Jose Mari Martínez

¿Qué menú tiene pensado para estos días?

Somos tradicionales. Ponemos una mesa con mucho, mucho picoteo donde no faltan unas mollejas, ni unos bocaditos de merluza frita. Luego siempre hay algo de marisco, unas gambas con las que siempre tenemos la pelea entre cocidas o a la plancha, ensaladilla rusa, embutido... eso no falta nunca. Luego, fritos, croquetas y a la noche siempre un pescado al horno. Y para comer cordero o solomillo.

Aunque es sabido que es cocinillas, le ha salido un competidor ¿quién prepara las comidas y cenas?

A mi hijo Asier, cocinero, le pasa como al aita, cuando me preguntan cosas del Ayuntamiento siempre les digo que quiero descansar y a mi hijo le pasa lo mismo, no le gusta cocinar en casa. Haremos entre mi mujer Arantza, mi hermana, mi cuñado... lo que se hace entre todos sabe mejor.