Los restaurantes no dan abasto. Esta semana previa a Aste Nagusia está llena en lo que a reservas se refiere y según los hosteleros, la siguiente será idéntica. Al igual que las txosnas y los bares, los restaurantes tienen como referencia la masificación del público en las recientes fiestas de Bizkaia. El sector hostelero fue uno de los más afectados por el coronavirus. Pero, dos años después, esperan una alta afluencia de público local y turistas en sus establecimientos. La cantidad masiva de reservas cerradas lo demuestra. 

En el restaurante Víctor Montes su encargado David Aláez comenta que “es imposible conseguir una mesa para la próxima semana, estamos llenos”. El restaurante ubicado en Casco Viejo tampoco tiene mucha disponibilidad para la próxima semana. 

Aláez dice que tienen un buen pronóstico para los días que vienen. Generalmente, durante Aste Nagusia los restaurantes suelen estar abarrotados, pero después de varios meses repletos de incertidumbre y restricciones tras el coronavirus, “se espera que venga mucha gente y que sea una buena semana”. 

Sucede algo similar con uno de los locales vecinos, La Olla de la Plaza Nueva. Para ellos, las fiestas de agosto simboliza reservas agotadas y mesas llenas, “como suele pasar”. Pero, al igual que el resto de los hosteleros, no pueden obviar que este año se podrían desbordar las previsiones, porque el turismo ha repuntado y el consumo sigue creciendo. 

“Esta semana ya no tenemos disponibilidad y ya casi nada está libre para Aste Nagusia”, destaca su encargada, Nagore Mallet. Al menos el 70% de los almuerzos ya están reservados para la semana que viene “y con la cena suele ser un poco menos”, alrededor del 50%, en su caso. Mallet señala que, a pesar de que las fiestas en otros pueblos sirven como referencia, “no se sabe exactamente cómo será porque hay que tener en cuenta que es el año de vuelta tras el covid, ya veremos cuando llegue”. 

Desde hace unos años, las cifras más bajas en las reservas de la noche es un fenómeno recurrente en los restaurantes ubicados en el casco histórico. Es lo que señala Rebeca Sainz, encargada del restaurante Víctor. Sus mesas también contarán con numerosos comensales durante la semana más esperada de Bilbao. Sin embargo, se descongestionarán un poco durante la cena. “A esas horas falla todo un poco más, las noches se han ido perdiendo desde hace unos años en el Casco Viejo”, comentó Sainz. Apunta que “es una pena”, pero que “el barullo” afecta bastante a los visitantes. 

En el caso del bar y restaurante Mugi, también esperan una semana sin disponibilidad de reservas. Pese a esto, aún no se encuentran completamente llenos porque guardan sus mejores mesas a “los clientes de toda la vida”. “Vamos a darles prioridad a nuestros bilbainos”, comenta Juanma Barrio, propietario del establecimiento. Él, al igual que el resto de los hosteleros, espera una “gran afluencia” estos días. Explica que, a pesar de toda la demanda que se ha generado en los últimos meses, con este ambiente “dan ganas de trabajar y se hace muy a gusto, hay ganas de celebrar”, concluye.