Denunciar a su agresor es un paso sumamente difícil para muchas mujeres. Si además ese trance se hace con el miedo a tener que cruzarse con él en los pasillos del juzgado, la situación se vuelve poco menos que insostenible. Para garantizar que ese contacto no se produce y que la denuncia se realiza en un entorno lo más seguro y amable posible, los dos juzgados de violencia machista de Bilbao ampliarán sus instalaciones para crear espacios y accesos separados y diferenciados para las más de 3.100 mujeres que todos los años son citadas en ellos para enfrentarse a un proceso judicial que ponga fin a las agresiones que sufren.

Los tribunales de violencia de género de la capital vizcaina contarán con una planta a la que únicamente tendrán acceso las víctimas, instalarán botones del pánico e interfonos por si se encuentran en una situación de riesgo y habilitarán zonas de juego y salas de lactancia para sus hijos

OBJETIVOS

“El objetivo es adaptar los juzgados de violencia para que, reorganizando los accesos y las circulaciones, las víctimas y los agresores no coincidan. Se trata de que el acompañamiento a la víctima sea el más adecuado, el que se merecen, que se encuentren en la mejor situación dentro de lo que supone ese trámite”, explica Javier Landeta, director de Justicia Digital e Infraestructuras del Gobierno vasco.

El proyecto, puesto en marcha por el departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, lleva ya tiempo desarrollándose en Euskadi y ahora le toca el turno a los juzgados de la capital vizcaina. El primer proyecto piloto se desarrolló en noviembre de 2017, la pasada legislatura, en el juzgado de violencia de género de Gasteiz. De hecho, este se convirtió en el primero del Estado con estancias y accesos separados, servicios especiales de atención para la mujer y sus hijos pequeños, y sistema de vigilancia permanente. Posteriormente en actuó en los tribunales de violencia de género y mixtos de Donostia , Durango, Gernika, Irun y Tolosa, a lo largo de 2020; y Getxo; Amurrio, Barakaldo, Bergara y Eibar en 2021. Estas actuaciones han supuesto hasta el momento una inversión de 556.293 euros.

La principal novedad de la iniciativa es separar físicamente las salas de espera de las víctimas y de los agresores, para evitar en todo momento su encuentro. También se pretende que sean espacios lo más agradable posibles para las mujeres y sus hijos, con la habilitación de salas de lactancia y espacios de juegos, y más seguros, colocando botones del pánico que las víctimas podrán pulsar si se encuentran en una situación de peligro. 

En el caso de los juzgados número 1 y 2 de violencia de género de Bilbao, además, esta separación estará todavía más acentuada. Y es que los dos tribunales de la capital vizcaina duplicarán su superficie total, pasando a ocupar también la quinta planta del edificio de la calle Buenos Aires, además de la cuarta en la que se ubican actualmente. De esta forma, se pasará de los 366,11 metros cuadrados destinados hoy en día a estos juzgados, a 734,75, distribuidos en 424,52 en la cuarta planta y 310,23 en la quinta.

Toda la quinta planta estará destinada a las víctimas, a la que no podrán acceder los agresores. Contará con dos salas de espera para las mujeres que acuden a iniciar el proceso judicial, cuatro salas de espera para los testigos –dos de ellas, las destinadas a los testigos de las víctimas, estarán también diferenciadas del resto–, dos salas de entrevistas y notificaciones, y dos salas multiusos, además de las zonas para el público y salas de reuniones. Será la planta en la que se prestará además el servicio de acompañamiento a las víctimas, Zurekin. 

Accesos separados “Vamos a hacer un esfuerzo importante para prestarles la mejor atención. Era una reivindicación que se hacía desde el Tribunal Superior de Justicia, la presidencia de la Audiencia de Bizkaia y el decano de Bilbao”, apunta el director de Infraestructuras. Y es que no solo los espacios estarán diferenciados, sino que también cada uno de ellos tendrá un acceso separados. Las víctimas, por ejemplo, contarán con un recorrido restringido que las llevará directamente a la sala de espera.

Además, se habilitará un aseo con cambiador de bebés y una zona de lactancia. Según explica Landeta, no es raro que las mujeres que acuden a interponer una denuncia por violencia machista lo hagan en compañía de sus hijos. Se incorporará un office con nevera y microondas, e incluso una pequeña zona de juegos y una televisión en abierto.

La seguridad será otro de los aspectos que más se cuidarán. Todos los espacios para las víctimas –salas multiusos, salas de entrevistas y el propio mostrador del juzgado– tendrán un botón del pánico que podrán activar si se ven en peligro, a cuya llamada acudirán personal de seguridad y policial. Cada sala contará además con un interfono, para comunicar cualquier incidencia sin tener que salir de la misma, y se organizarán los horarios para evitar coincidencias.

Por su parte, la cuarta planta estará reservada para los investigados y detenidos,. Las obras tendrán un coste de 440.000 euros, ya que la actuación se aprovechará para adecuar los sistemas de iluminación, climatización, sustituir los techos y renovar los acabados de suelos y paredes. Se espera que las obras –que convivirán con el funcionamiento ordinario de los juzgados– puedan comenzar en septiembre por lo que, tras seis meses de trabajo para readecuar los espacios y completar el equipamiento interior, puedan finalizar en 2023.