Que el Surne Bilbao Basket está atravesando por un profundo bache de juego y rendimiento lo dicen sus últimos resultados y lo confirman las sensaciones que el equipo muestra en cancha, totalmente alejadas de aquellas que en el amanecer del curso le convirtieron en un grupo peleón, resistente, brillante por momentos y casi siempre rocoso. Son más preocupantes las constantes vitales que la acumulación de derrotas -balance de 1-5 en Liga Endesa tras la victoria en Manresa, el mismo después del triunfo liguero contra el Murcia y teniendo en cuenta las dos últimas citas de la Basketball Champions League- porque los hombres de negro supieron aprovechar la época de bonanza para llenar su zurrón de victorias incluso por encima de lo que podía esperarse de un equipo de su potencial para vivir ahora en una situación desahogada, con cinco victorias por encima de las plazas de descenso, pero esta realidad no puede esconder que la imagen del equipo ha cambiado radicalmente en las últimas semanas.

Los primeros síntomas que se vieron en Girona y en Barcelona se confirmaron contra el Joventut y tuvieron continuidad en Murcia, con el cortocircuito ofensivo como factor principal del desplome. Los números son claros. De las cinco últimas citas, el conjunto vizcaino no llegó ni siquiera a los 60 puntos anotados en dos -59 en Girona y 51 frente a la Penya- y solo la relajación de los de Sito Alonso el martes permitió superarlos, pues la anotación al descanso era un clamoroso 48-29. Juntando los veinte cuartos de estos últimos cinco compromisos, en doce no superó los 17 puntos que llevarían al equipo a una proyección de 70 -de los ocho restantes, tres acontecieron contra el Darussafaka-, limitándole a unos guarismos en los que ganar o simplemente competir se convierte en harto difícil porque, además, los rivales han superado los 80 puntos en tres de los duelos.

Desconectar a Hakanson

El problema en la caída tan pronunciada de su eficacia atacante se centra en el gran cuidado defensivo que los rivales están aplicando en la marca de Ludde Hakanson, el principal generador de juego de un equipo que no va sobrado de ellos. Sin interiores especialistas en fabricarse sus propios puntos jugando al poste, el equilibrio en ataque radicaba sobre todo en activarles en las continuaciones de las situaciones de pick and roll central donde los rivales ponen ahora especial celo, haciendo que tanto Jeff Withey como Michale Kyser queden desabastecidos y el sueco aislado, agobiado por las dobles marcas y con los espacios desde los que más y mejor amenaza, sobre todo la cabecera de la zona, minados de cuerpos y brazos. Con su capacidad de anotar y activar a sus compañeros, el sueco fue el gran catalizador del juego colectivo en los momentos de bonanza, pero está sufriendo horrores desde la defensa diseñada contra él por el maestro Aíto García Reneses en Girona. 

De superar incluso con asiduidad la barrera de los 20 puntos anotados, Hakanson ha pasado a alcanzar la decena solo ante el Darussafaka, sufriendo sobre todo en las primeras partes -cero puntos contra el Girona y el Joventut, tres frente al Barça y el Murcia- y limitado a un 12 de 38 en tiros de campo en las cinco últimas citas. Si a ello se le suma el momento de desacierto de Álex Reyes o Nikola Radicevic saliendo desde el banquillo (0 de 16 y 2 de 14 en los tres últimos choques, respectivamente), Adam Smith y el mejorado Francis Alonso se quedan demasiado solos a la hora de llevar los galones ofensivos, por lo que Jaume Ponsarnau y su cuerpo técnico deben buscar soluciones y variaciones a un libreto que ha sido muy exitoso hasta hace tres semanas pero que ahora pide una revisión.

Contagio en el trabajo de retaguardia

Porque, además del flojo momento físico de algunos jugadores confirmado por el propio técnico y de las dudas que han aparecido ya en algunos de sus pupilos a la hora de asumir tiros, la frustración que se ve en cancha cuando las cosas no salen en ataque está contagiando al trabajo de retaguardia, visible sobre todo en la marca de los pívots rivales, que han sido los líderes en anotación y valoración de cuatro de los últimos cinco rivales: 19 y 29 para Marc Gasol, 19 y 26 de Ercan Osmani, 16 y 21 para Ante Tomic y 23 y 31 de Artem Pustovyi, con el azulgrana James Nnaji sumando 16 puntos sin fallo para ser superado solo por Nico Laprovittola.