Las personas cuidadoras juegan un papel imprescindible en la sociedad actual. Son aquellas que brindan su apoyo para el cuidado de otra persona en situación de dependencia, ya sea de forma transitoria o definitiva, para ayudarla a cumplir con sus necesidades básicas y para contribuir a la mejora de su calidad de vida.

Hay cuidadores profesionales que prestan sus servicios de atención y asistencia domiciliaria de manera remunerada. Cuentan con conocimientos teóricos y prácticos para el apoyo, acompañamiento y atención de las necesidades que tienen las personas dependientes en su rutina diaria.

Al tratarse de una profesión muy humana, no todo el mundo está capacitado. Requiere talento, empatía y mucha paciencia pues es una labor basada en el contacto directo con personas muy vulnerables.

Una mujer joven acompaña a una anciana durante la merienda. Freepik

Pero esta labor no solo se desarrolla a nivel profesional. En España, según datos de 2017, cerca de 4,4 millones de personas cuidaban al menos una vez por semana a alguna persona mayor o a alguien con una dolencia crónica sin que ese cuidado formase parte de su trabajo. De ellos, 2,6 millones eran mujeres y 1,8 millones hombres.

En muchos casos, la dedicación es más elevada: 2 millones de esos cuidadores dedican 20 o más horas semanales a prestar esos cuidados, dejando de lado otras responsabilidades o reduciendo su tiempo de desconexión. Muchos de ellos se ven obligados a reducir o a abandonar su actividad laboral para dedicarse al cuidado de terceros.

De esta forma, muchos cuidadores no profesionales se ven expuestos a situaciones de estrés, sobrecarga física y emocional o aislamiento social. Lo cierto es que, la mayoría de ellos, siguen recibiendo un apoyo muy escaso.

Una mujer, en casa junto a su marido, sentado en una silla de ruedas. Freepik

Mar Santamaría, farmacéutica responsable de Atención Farmacéutica de Promofarma, ofrece nueve hábitos y consejos para que los cuidadores puedan desempeñar su labor de la forma más llevadera posible. Estos son:

1- ¡Ojo con el síndrome del cuidador! Se caracteriza por un gran agotamiento, y detectarlo y pedir ayuda a tiempo es fundamental.

2- Cuídate lo máximo posible. No abandones tu propio cuidado, ya que cuidar de tu bienestar debe seguir siendo tu mayor prioridad.

3- Pide ayuda a tu entorno. No dudes en pedir ayuda siempre que lo necesites.

4- Infórmate sobre posibles ayudas. Deberías poder contar con recursos, herramientas y medios de apoyo adecuados.

Una cuidadora pone su mano sobre el hombro de una anciana. Freepik

5- Contacta con grupos de apoyo. Recuerda que puedes contactar con organizaciones de tu entorno y asociaciones de pacientes que brindan apoyo a las familias.

6- Cuenta con los profesionales sanitarios. Médicos de referencia, personal de enfermería, farmacéuticos de proximidad y profesionales de servicios sociales y comunitarios pueden ayudarte a resolver cualquier tipo de duda.

7- Desconecta y descansa. Deberías incorporar a tu día a día un tiempo para dedicártelo a ti y a tus necesidades.

8- Comparte tus preocupaciones. Evita el aislamiento. Te vendrá bien hablar con otras personas de todo aquello que te preocupa.  

9- Cuidado digno. Es necesario seguir reivindicando el cuidado digno y humanizado de las personas que lo necesitan y reconocer el rol esencial de sus cuidadores.

La labor que estos cuidadores no profesionales realizan con sus familiares dependientes es de un valor incalculable. Toda ayuda que se les pueda prestar es poca ya que, en la mayoría de los casos, están renunciado a su propia vida por proporcionar el mejor cuidado posible a sus seres queridos.