LA selección española de baloncesto inicia hoy viernes de forma irreversible un nuevo ciclo, que quizás se ha hecho esperar más de lo necesario. Cuando eso que se ha llamado el equipo de las ventanas FIBA se reunió hace unos días para afrontar el cierre del primer grupo de clasificación para la Copa del Mundo de 2023 lo hizo sabiendo que los hermanos Gasol ya no volverán, que Sergio Rodríguez tampoco, que Nikola Mirotic parece haber salido de la órbita de la Federación Española y que Ricky Rubio está en plena recuperación de otra grave lesión de rodilla.

El bloque que jugará los choques ante Macedonia del Norte hoy viernes en Zaragoza, el lunes ante Georgia en Tiflis y el jueves ante Ucrania en Riga será muy reconocible porque ha asumido la responsabilidad en los periodos de ausencia de los jugadores de la NBA y la Euroliga, pero muchos de ellos aparecerán también en la segunda fase de clasificación, donde los de Sergio Scariolo, vigentes campeones del mundo, buscarán encarrilar el pase a la cita del año que viene en Asia, y en el Eurobasket de septiembre, para el que han comprometido su presencia muchas estrellas del continente. El verano llega cargado porque tras estos tres partidos, donde hay que seguir sumando victorias, España afrontará en agosto la habitual gira veraniega con dos choques ante Grecia y otros dos ante Lituania y otros dos de la clasificación mundialista, uno de ellos en Iruñea. Ahí tendrá que medirse a Italia, Islandia o Holanda, un camino que parece muy asequible para poder, al menos, defender el oro de 2019.

El 1 de septiembre arrancará el Eurobasket, después de más de 20 años sin ninguno de los miembros de la generación de los juniors de oro. Mientras la FEB espera que se alumbre otra, y hablan muy bien de la que afronta desde mañana sábado el Mundial U17 en Málaga, los hermanos Willy y Juancho Hernangómez, Garuba, Santi Aldama, Alberto Abalde o Álex Abrines tendrán que tomar ya el mando y la responsabilidad del equipo, con Llull y Rudy aún como representantes de la vieja guardia, aunque con roles menores. “Tendremos menos talento por lo que habrá que potenciar otras virtudes”, ha dicho sin ambages Scariolo, que siempre ha sido muy hábil para sacar lo mejor de recursos más limitados.

La posibilidad de nacionalizar al estadounidense Lorenzo Brown para reforzar el puesto de base suena a broma, más que nada porque aún no se descarta que Serge Ibaka vuelva a estar disponible. Jugadores como el vizcaino Xabi López-Arostegui, que ya estuvo citado para los Juegos de Tokio, el donostiarra Darío Brizuela, Alberto Díaz, Jonathan Barreiro, Joel Parra, Jaime Pradilla o Yankuba Sima, entre otros de los citados para el duelo de hoy ante Macedonia del Norte, mantienen una progresión constante y son aún muy jóvenes por lo que pueden formar un nuevo núcleo duro sobre el que asentar la estructura de la selección española para esta década.

Evidentemente, España ya no partirá como el gran favorito a las medallas que dispute, pero los hechos han demostrado que no hay razones para alarmarse. En el formato de las ventanas ya ha demostrado que es una selección muy fiable porque la mayoría de sus jugadores están acostumbrados a un alto nivel competitivo. El único problema es que el cambio de ciclo se va a realizar con fuego real, en un verano exigente. Pero ya tocaba y ahora los focos apuntan a quienes estuvieron a la sombra de esa generación del 80 que parecía infinita.

Luto en el baloncesto

Muere el histórico Manolo Padilla

29 años como delegado en la selección española. Manolo Padilla, un histórico del baloncesto vizcaino, falleció ayer en Bilbao a los 86 años. Ligado en sus inicios al Escolapios y al Águilas, en el que coincidió con Antonio Díaz-Miguel, en el Eurobasket de 1971 se incorporó a la selección española como delegado, cargo que ocupó de forma ininterrumpida hasta los Juegos de Sidney de 2000. En esos 29 años se convirtió en la persona que participó en más partidos internacionales. Su minuciosa labor dio lugar a unas fichas en las que recopiló los datos de todos los jugadores que pasaron por la selección y que están a recaudo del Museo de la FEB, donde estuvo trabajando hasta su jubilación.