Euskadi no participará en la prueba piloto de la nueva EBAU antes de verano después de que la implantación del nuevo modelo de selectividad se haya retrasado un año. Así lo ha adelantado a este diario el Departamento de Educación, que no ha manifestado nada más allá que los 10.000 estudiantes vascos que este curso están en segundo de Bachillerato se presentarán a la EBAU flexible –con más opciones y preguntas de tipo test– que se implantó ya el curso 2019-2020 con motivo del parón de la presencialidad debido al confinamiento. Y es que, según ha defendido el consejero de Educación Jokin Bildarratz, recientemente, los estudiantes que “han vivido una situación excepcional” por la pandemia deberían hacer una prueba de acceso a la universidad “adecuada a esa situación”.

Esta confirmación del Gabinete Bildarratz se produce apenas unos días después de que el Ministerio de Educación haya anunciado el pilotaje de la nueva EBAU en primavera para decidir cómo serán los exámenes de la prueba de acceso a la Universidad desde 2024, que será cuando entre en vigor el primer año de transitoriedad a la nueva prueba, que previsiblemente estará definitivamente implantada en verano de 2028. En principio, 2.000 estudiantes de diez comunidades autónomas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, serán los conejillos de indias de la nueva EBAU más competencial, pensada para que el alumnado aplique sus conocimientos en vez de trasladarlos a las hojas de examen de forma memorística.

Además de Euskadi, las comunidades gobernadas por el Partido Popular también han declinado participar en esta prueba piloto con la que se pretende testar si la nueva selectividad está bien diseñada o si, por el contrario, habría que introducir cambios. El motivo de esta negativa vasca podría deberse a que Euskadi de halla inmersa en su propia evaluación del sistema educativo. Los grupos de trabajo en los que participan profesores de Bachillerato y de universidad están todavía definiendo cómo será el pilotaje de la nueva EBAU, según han asegurado fuentes del Departamento que dirige Pilar Alegría.

El Ministerio está estudiando mantener los exámenes por asignaturas hasta 2028, que será cuando se implantará el modelo definitivo de la nueva prueba. Para que salga adelante esta propuesta, deberá aprobarse por Educación y las comunidades primero en comisión y posteriormente en una Conferencia Sectorial de Educación. Tras el aplazamiento un año de la nueva prueba, el primer año de transitoriedad entrará en vigor en 2024 y no habrá el examen de madurez que inicialmente se había pensado, sino que se mantendrá la actual fórmula materia-examen. Si el Ministerio y las comunidades autónomas finalmente aprueban la nueva propuesta, los exámenes por asignaturas se mantendrán hasta 2028.

A finales de diciembre, los departamentos que dirigen Pilar Alegría y Joan Subirats justificaron el aplazamiento que la medida “evitará incertidumbres en la comunidad educativa y solventar posibles situaciones de desigualdad entre el alumnado que debe realizar este modelo de prueba por última vez en el presente curso y los que lo hicieron en las convocatorias inmediatamente anteriores”.

Las claves de la EBAU

  • Una EBAU más competencial. La nueva selectividad responde a la necesidad de adaptar las pruebas al aprendizaje competencial que proponen los nuevos currículos de la Ley de Educación (Lomloe). Lo hace de forma gradual, con un periodo transitorio de tres años, para favorecer la adaptación del alumnado y del profesorado y hacerlo con las debidas garantías. Además, este progresivo enfoque competencial permitirá avanzar hacia una línea de mayor homologación entre los territorios.
  • Implantación progresiva. El Ministerio propone así un modelo transitorio durante los cursos 2024-20225, 2025-2026 y 2026-2027, en los que la prueba se dividirá en cuatro ejercicios, todos ellos con una ponderación del 25%. Un ejercicio será sobre la materia de modalidad de prueba elegida por el alumno o alumna y dos de ellos serán de las materias comunes de Historia de la Filosofía e Historia de España. El cuarto ejercicio tendrá carácter general y evaluará las destrezas asociadas al ámbito lingüístico. En este ejercicio se pretende evaluar principalmente la madurez académica del alumnado.
  • Acceso: prueba de madurez. Pasado el periodo transitorio, a partir del curso 2027-2028, este ejercicio general de madurez pasará a tener una ponderación del 75% y sustituirá a los ejercicios de las materias comunes. Se mantendrá, con una ponderación del 25%, el ejercicio específico sobre la materia de modalidad elegida por el estudiante. La prueba quedará así dividida en dos ejercicios: uno más globalizado y otro de materia, ambos con un enfoque competencial. El ejercicio general de madurez, tanto durante el periodo transitorio como a partir de 2027-2028, constará de un dossier formado por una serie de documentos como textos, imágenes, infografías o tablas, que girarán en torno a un mismo tema. Con este material, se pedirá al alumno o la alumna que realice un análisis desde diferentes perspectivas, respondiendo a diversos tipos de preguntas (cerradas, semiconstruidas y abiertas). El objetivo es valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda esa documentación. Este ejercicio constará de preguntas en castellano, la lengua extranjera que haya estudiado el alumno y también con la lengua cooficial en las comunidades que cuenten con ella. La nota final de acceso se obtendrá calculando la media ponderada entre la nota de Bachillerato y la nota de la prueba descrita. La propuesta del Ministerio es una ponderación del 60% para la nota del expediente y del 40% para la nota final de la prueba de acceso.
  • Fase de admisión. La prueba de acceso se complementará por una segunda fase específica para ayudar a determinar el orden de admisión a las carreras. En esta prueba complementaria, el alumnado realizará dos ejercicios, eligiendo de entre las materias ofertadas de 2º de Bachillerato, de modalidad o comunes. El diseño de los ejercicios tendrán también un carácter competencial. A la calificación de la fase de admisión, se aplicará el coeficiente de ponderación que cada universidad establezca en sus grados. Finalmente, la nota con la que el alumnado optará al proceso de admisión será la suma de la nota final de acceso y nota de la fase de admisión.