El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, comenzó su intervención desgranando números y conclusiones positivas vinculadas con el ámbito que conoce de primera mano. “Los datos dicen que nuestros jóvenes están bien preparados, que saben mucho más que las generaciones anteriores. Además, las familias vascas han apostado claramente por el modelo D”, resumía.

Eso sí, el consejero no quiso pasar por alto un fenómeno social cuya onda expansiva se dejará notar durante décadas: el “notable” descenso de la natalidad en Euskadi. Pero este hecho, que parecería una debilidad del sistema, para Bildarratz es una oportunidad para fortalecerlo. De hecho, animó a aprovechar esa realidad para aumentar la calidad de la educación. “Esta tendencia cambiará en 2036, año en el que se incrementará en un 7% el número de alumnos, y la mayoría serán hijos e hijas de inmigrantes”, precisó el consejero.

Además, puso de manifiesto un último dato “positivo” subrayando que la percepción de la sociedad en torno a la educación en euskera es “buena. La gente agradece mucho el esfuerzo realizado desde las instituciones, y creemos que eso es importante”, apuntó.

Y tras esta lectura amable, Bildarratz se fijó en los retos que se han de abordar en el futuro. “Pronto, para muchos alumnos el euskera será la segunda o la tercera lengua, pero también para muchos docentes. Por tanto, hay que repensar los principios pedagógicos del profesorado, poner en marcha nuevas fórmulas metodológicas, y en ello estamos, porque las transformaciones pedagógicas que se están llevando a cabo en los centros son enormes”, señaló