Un equipo del Centro de Enfermedades Virales Emergentes de la Universidad de Ginebra y del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza) ha analizado la capacidad de neutralización de anticuerpos de 120 personas infectadas con la cepa original del SARS-CoV-2, o con una de sus variantes Alfa, Beta, Gamma, Delta, Zeta u ómicron (subvariante BA.1).

Y, a diferencia de sus predecesoras, según este trabajo, publicado en la revista científica 'Nature Communications', ómicron parece ser capaz de evadir los anticuerpos generados por todas las demás variantes. En los vacunados, aunque la capacidad de neutralización también se reduce, sigue siendo muy superior a la inmunidad natural por sí sola. Esto podría explicar por qué ómicron es responsable de un aumento neto de las infecciones por la vacuna, pero no de las hospitalizaciones.

"Como centro nacional de referencia para enfermedades víricas emergentes, tenemos la capacidad de secuenciar una gran proporción de casos positivos para monitorizar la aparición de nuevas variantes. Desde principios de 2020, hemos recogido muestras del virus original y de todas sus variantes aparecidas en Suiza, incluso las más raras como Gamma o Zeta. Esto hace que sea una colección completa de muestras de individuos con diferentes antecedentes de infección, recogidas según un protocolo idéntico", explica Isabella Eckerle, la líder de la investigación.

El equipo de investigación tomó muestras de sangre de 120 voluntarios previamente infectados con una de las diferentes variantes, sin vacunar, o vacunados e infectados, ya sea antes o después de la vacunación. "Con una edad media de entre 28 y 52 años, sin comorbilidades importantes y con una forma de covid-19 de leve a moderada, esta cohorte representa la mayoría de los casos en la comunidad", detalla Eckerle.

El objetivo era determinar la capacidad de los anticuerpos generados durante la primera infección para neutralizar las distintas variantes del SARS-CoV-2. "Ómicron resultó ser el más eficaz para evadir la inmunidad natural preexistente, así como, en menor medida, la inducida por la vacunación", detalla otro de los responsables del trabajo, Benjamin Meyer.

En efecto, los niveles de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 ancestral en las personas vacunadas son aproximadamente 10 veces más elevados que en las personas que solo han desarrollado una inmunidad postinfección. Además, la combinación de ambas, conocida como inmunidad híbrida, parece mantener niveles de anticuerpos reactivos aún más altos y amplios.

"Ómicron puede eludir la inmunidad existente"

"Así pues, ómicron puede eludir la inmunidad existente y causar una infección, pero la hospitalización y la muerte debidas al covid-19, incluso con el ómicron, siguen siendo reducidas tras la vacunación. No obstante, el SARS-CoV-2 conserva una sorprendente capacidad de mutación, que además parece estar acelerándose. La vigilancia sigue siendo necesaria, sobre todo porque las curvas epidemiológicas han aumentado considerablemente desde la aparición de BA.5, la subvariante más reciente de ómicron", añade Eckerle.

Los científicos también realizaron un mapeo antigénico de las diferentes variantes, basándose en el mismo modelo utilizado para determinar los cambios antigénicos de la gripe. "Este método computacional permite representar la distancia entre las características de los antígenos de las variantes en cuestión: cuanto más lejos estén, menos eficaces serán los anticuerpos generados durante las infecciones anteriores. Resulta que ómicron es totalmente diferente de los demás, al igual que la variante Zeta, que desapareció rápidamente", concluye Meriem Bekliz, primera autora de este estudio.