Borsele - A falta del estudio informativo que determine los detalles del proyecto, lo único que está claro es que el túnel submarino que unirá Getxo y Portugalete será un revulsivo para el tráfico de Bizkaia. Sin embargo, según Pradales, esta apuesta de la Diputación, que contará con una importante inversión, no comprometerá otras obras de calado en el territorio durante la próxima década.

Aseguran que el subfluvial será la obra más importante del territorio en el siglo XXI. Suena a que revolucionará la forma de desplazarse de los vizcainos.

-Decíamos que iba a impactar en la movilidad con vehículo en todo el entorno metropolitano, prácticamente implica al 80% de los vizcainos que viven en el entorno metropolitano. Permitirá modificar todas las rutas.

¿Qué ejemplo podría citar?

-Una persona que vive en Berango y que tiene que ir a Gasteiz podrá coger el túnel por debajo de la ría, enlazar por la Supersur y así se evita el tráfico de La Avanzada, Rontegi y Bilbao. Automáticamente va a Gasteiz tras ahorrar 12 minutos en el trayecto.

Y no solo afectará a quien viva en las dos márgenes.

-Modificará la movilidad incluso de los que viven en el sur de Bilbao. Permitirá un acceso a la margen derecha a través de la Supersur, sin tener que atravesar la ciudad. No solo es una solución que ataja el problema de congestión que hay en La Avanzada, en Rontegi y en Max Center, sino que además ofrece otras alternativas.

El coste de ambas obras está estimado en 583 millones sin necesidad de endeudarse, ¿pero podrían comprometer algunas de las obras previstas para los próximos años?

-Nos parecía que había que priorizar aquello que afectaba al mayor número de personas y que más problemas resolvía en el territorio, pero ello no significa que nos hayamos olvidado de otras grandes inversiones que hay que acometer. Además lo hemos incorporado en la ponencia que estamos debatiendo con los grupos sobre plan territorial de carreteras en las Juntas Generales.

Se baraja también la posibilidad en hallar financiación europea.

-Sí, es el tipo de infraestructura que, por su relevancia en el corredor transeuropeo, nos permite acceder a inversión europea. La vamos a exponer en Europa, para buscar vías de cofinanciación. Es una infraestructura que ayuda a coser el territorio atacando al problema de accesibilidad y que va a tener consecuencias socioeconómicas en toda la zona. Además enlaza con vías de alta velocidad, porque permite acceder directamente a la autopista Supersur.

El subfluvial se asemejará mucho al túnel holandés que acaban de visitar... Pero no replicarán el peaje de cinco euros por vehículo que cobra.

-No, nuestra decisión es que el túnel sea sin peaje. La incidencia que tiene en el entorno metropolitano es importante, ya que tenemos un problema de congestión que está llegando a su límite en la única vía de paso por Rontegi. Necesitamos dar una alternativa rápida y una alternativa social.

La concreción del proyecto llegará con el estudio informativo, que estará preparado de aquí a un año.

-Eso es. Lo adjudicamos en julio, y tardará entre 12 y 14 meses. En septiembre del año que viene tendremos el resultado que nos va a desvelar muchas incógnitas: desde la parte técnica de cómo hay que construir el túnel, con una tuneladora o no; hasta el trazado, dependiendo de la geología del terreno. Después, el proyecto constructivo nos llevará prácticamente dos años de trabajo.

Para la ejecución del estudio la empresa ingeniera está en contacto con entidades como ETS, por ejemplo, para analizar qué medio de transporte podría incluirse.

-Hemos previsto que los dos tubos incorporen un transporte público, pero no sabemos cuál y no hay que tomar la decisión ahora. Por cómo están evolucionando algunos medios de transporte, si las obras se inician en 2023 y finalizan en 2027, podemos encontrarnos con que la solución que hoy decidiéramos dentro de cinco años podría no ser la mejor.

¿Podría depender del trazado?

-El trazado que determine el estudio nos dará pistas de si tiene o no una solución de transporte ferroviario. Hoy nos falta información y conocimiento. Todo está evolucionando muy rápido: hay sistemas de transporte BRT, que son autobuses eléctricos, que se están desarrollando incluso por empresas vascas importantes.

Están inmersos en la modificación del decreto foral de seguridad de túneles, ¿podría condicionar algún aspecto del proyecto?

-Sí, el proyecto constructivo irá con la normativa que tenemos prevista aprobar en los próximos meses, antes de que termine la legislatura. Cuando la aprobemos será de aplicación en cualquier infraestructura.

Será el primer subfluvial del Estado. ¿Se aspira a que sea un referente en el sur de Europa?

-Hay un montón de claves que nos hacen prever que será una referencia para aquellos que quieran ejecutar un túnel de estas características. Primero porque la zona en la que actuaremos es metropolitana y, por lo tanto, hay una complejidad técnica muy importante, especialmente en la boca de Getxo, en Artaza, donde habrá que hacer microcirugía. Además, es un túnel que se va a conectar a vías de alta capacidad, tendremos que gestionar el tráfico. Por otro lado, va a permitir la unión de dos zonas urbanas separadas por una barrera natural, que es la ría. La obra es muy compleja y va a ser muy moderna. Vamos a utilizar toda la tecnología de vanguardia que esté disponible en el ámbito de las infraestructuras.