– ¿Se conocían de antes?

—No mucho, pero sí, porque hemos compartido un gobierno. Elixabete estaba en el ámbito de la Administración Local y yo estaba como consejero de Empleo y Políticas Sociales. Los departamentos transversales, como era el caso del de Presidencia, siempre son más conocidos para el resto. Desde que se hizo público que los dos íbamos a ser candidato y candidata, pues la verdad es que hemos estado un montón de veces. Para mí estar con Elixabete resulta muy gratificante, sin ninguna duda.

¿Qué le pediría a la diputada general de Bizkaia?

—Que llevemos hacia adelante ese proyecto magnífico de Bilbao-Bizkaia, que nos demos la mano y llevemos adelante multitud de proyectos porque la ciudadanía y las empresas nos lo van a agradecer.

Etxanobe se ha estrenado esta campaña ¿Qué resaltaría de ella?

—Ella no lo va a decir pero habrá muy poca gente que sepa más de la administración local que Elixabete. La Ley de Instituciones Locales podemos decir sin ningún rubor que es hija suya. Los ayuntamientos vizcainos, y sobre todo las vizcainas y vizcainos, podemos estar muy tranquilos porque vamos a tener una diputada general de una solidez y de un conocimiento extraordinario. Ser la primera vez que alguien se presenta no quiere decir que no tenga una trayectoria.

¿Conoce Otxandio, su localidad natal?

—Sí. En mi primera época en el Gobierno vasco había un sitio magnífico para comer, María Jesús. Los pastelitos los hacía ella y si pedías agua iba a la fuente del pueblo a traerla. Hoy día, cuando voy a Urkiola y a ese entorno, voy al Basaguren a comer, cerquita.

¿Cómo ha vivido su tercera campaña?

—La campaña para mí tiene un componente de verdad: todo el contacto con la gente. Me quedo con un momento: no muy lejos de aquí, en Deusto, Sole, una mujer, me dijo que no se podía poner ascensor en su comunidad de vecinos y que el Ayuntamiento no les dejaba poner un salvaescaleras. Le pedí su teléfono; efectivamente no se podía colocar ese elemento para garantizar la evacuación del edificio pero hice algunas llamadas y encontré un apoyo técnico. Individual, eso sí. Ahora en el Ayuntamiento están buscando una solución colectiva. A aquella mujer se le abrió el corazón al ver que estábamos intentando solucionarlo; la gente mayoritariamente no nos pide que solucionemos su problema sino que la escuchemos y lo intentemos.

¿A qué hora se levanta estos días?

—Una cosa es a qué hora nos despertamos y otra a qué hora nos levantamos. Son días de dormir muy poco; a veces incluso llegas a casa agotado pero activado, igual de un debate, y es imposible dormir. La cabeza te da muchas vueltas, te despiertas y te despiertas… Mi hora de levantarse son las seis, seis y pico.

¿Por qué merece la pena dedicarse a la política?

—Podemos mejorar la vida de la gente y tener esa oportunidad es una maravilla. Por eso yo me empeño tanto en trasladar eso del servicio. A veces nos olvidamos de lo que quiere decir.

¿Qué diría como resumen?

—Tengo mucha ilusión por compartir este proyecto con Elixabete.

¿Recuerda la primera vez que votó?

—Sin duda: el Estatuto de Autonomía. Fue un momento complicado. Ahora todo el mundo apoya el autogobierno pero entonces no todo el mundo apoyaba el Estatuto.